Los peces más contaminados y depredados del mundo

por Ricardo Serruya (Desde Santa Fe)
16 de agosto de 2023

Una investigación alerta sobre la cantidad de agrotóxicos encontrados en el tejido muscular y en las vísceras de los sábalos de los ríos de Santa Fe. Pero además de esa contaminación, en esa provincia crece, cada vez más, la depredación de las especies por parte de frigoríficos, que saquean la fauna sin el más mínimo control del Estado provincial. "Esto también es extractivismo", denuncian organizaciones. El fallo judicial que busca amortiguar este despojo, alejado de cualquier debate electoral.  

La fauna ictícola, como se le llama en algunos círculos a los peces, no escapa a las contingencias ambientales que todo lo contamina. Entre diciembre de 2021 y febrero de 2022, un grupo de científicos y becarios de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y el Conicet realizó un estudio en el curso bajo del río Salado y en una franja del río Santa Fe. El objetivo era obtener una respuesta a las repetidas muertes de peces en toda la provincia. Lo encontrado e investigado asusta y debiera prender una luz roja en las autoridades sanitarias. 

Mientras que las explicaciones oficiales siempre lo redujeron a diferentes motivos exógenos, tales como la sequía, las olas de calor y la falta de oxígeno, diferentes voces vinculadas con el ambiente y el mundo científico tenían una sospecha: que la presencia de agrotóxicos en las aguas es el real motivo de estas muertes.

Los investigadores y becarios Rafael Lajmanovich, María Rosa Repetti, Ana Cuzziol Boccioni, Melina Michlig, Luisina Demonte, Andrés Attademo y Paola Peltzer, del Laboratorio de Ecotoxicología, Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas, y el Programa de Investigación y Análisis de Residuos y Contaminantes Químicos (PRIMARC), de la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Litoral, publicaron su trabajo en una revista científica internacional donde alertan que en el tejido de los músculos y en las vísceras de peces analizados en cursos de agua de nuestra zona, existen concentraciones muy altas del insecticida cipermetrina, piraclostrobina, glufosinato de amonio, glifosato y piraclostrobina. Todos estos son productos utilizados en la agricultura intensiva. La conclusión es que los sábalos que habitan esta geografía son los peces más contaminados del mundo.

La conclusión del estudio es que los sábalos que habitan esta geografía son los peces más contaminados del mundo

Desde que el modelo de producción transgénica veneno dependiente fue instalado en nuestro país a fines de la década de 1990, la cantidad de productos químicos –como los hallados en el agua de los ríos y lagunas y en el interior de los pescados– que se tira en nuestros territorios ha aumentado considerablemente. Según datos oficiales, en 2002 se vertía sobre los campos argentinos 151 millones de litros de veneno. Ese número fue creciendo de manera escandalosa: en 2008 aumentó a 225 millones, cuatro años después a 317 y se calcula que, en la actualidad, se vierten 600 millones de litros de insecticidas y plaguicidas.

En anteriores investigaciones ya se había alertado sobre la acumulación de plaguicidas en los sedimentos y el agua de los ríos que se bioacumulan en especies como los peces. Uno de los investigadores que más ha trabajado este tema es Lajmanovich, quien en 2021, luego de una mortalidad masiva de peces en el río salado, halló  en sus vísceras 2,4-D y clorpirifos.

Antes, entre 2010 y 2015, el Doctor Damián Marino, biólogo, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas y profesor de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de la Plata, reveló que en el tramo superior de la cuenca del río Paraná existían concentraciones de distintos insecticidas de uso agrícola, contaminación múltiple con algunos metales y principalmente con glifosato.

No había sido el primer trabajo científico que llegaba a esa conclusión. En 2018, el uruguayo Andrés Pérez Parada, docente de Química Orgánica, alertó sobre la presencia de pesticidas en los tejidos de los peces, y sugirió que las agencias reguladoras abordaran con urgencia los problemas de seguridad alimentaria que eso implicaba

En 2018, el uruguayo Andrés Pérez Parada, docente de Química Orgánica, alertó sobre la presencia de pesticidas en los tejidos de los peces

Sin embargo, ninguna de estas alertas fue tomada en cuenta por las autoridades sanitarias. Los peces estudiados –que residen en el Paraná, en el Salado y en la laguna Setúbal– forman parte de la dieta de argentinos e incluso se exportan a otros países con fines alimenticios. “Son pescados que estaban a la venta para el consumo humano”, destaca el investigador. 

El estudio resalta que “los niveles más altos del mundo de herbicidas polares (glifosato y glufosinato de amonio) se registraron en el músculo de los peces”. Y detalla: “En todos los sitios estudiados se detectaron pesticidas en muestras de sedimentos. Las altas concentraciones detectadas fueron de glifosato y AMPA, que es un metabolito en la degradación del glifosato, pero también cipermetrina,  piraclostrobina,  clorpirfos  y glufosinato de amonio, entre otros.

Los peces estudiados forman parte de la dieta de la sociedad argentina e incluso se exportan a otros países con fines alimenticios

La conclusión de quienes llevaron adelante la investigación es que “los peces bioacumulan múltiples  residuos de plaguicidas en sus tejidos y todo el cuerpo, lo que disminuye la salud y su supervivencia“. En la parte final hay una advertencia: “La contaminación por pesticidas del río Salado representa una amenaza dañina para la viabilidad de la población de peces y otros organismos acuáticos y representa un gran riesgo para los consumidores humanos“.

Un intento de freno a la depredación

Además de contaminados, nuestros ríos son expoliados. Un reciente fallo judicial vuelve a poner el acento en el estado de los cursos de agua existente en la provincia de Santa Fe y en la depredación de peces.

En julio se dio a conocer una  resolución judicial ante la demanda presentada por la organización ambientalista “El Paraná No Se Toca” y la ONG “Mundo Aparte” donde se acusa al estado provincial de incumplir su deber de conservación sustentable del río Paraná ante la falta de controles de los frigoríficos que realizan una pesca extractivista ilegal.

La causa judicial fue presentada en los tribunales provinciales hace tres años. Ahora el juez en lo Civil y Comercial de la 11ª Nominación de Rosario, Luciano Carbajo, resolvió y obliga al Estado santafesino a elaborar en el lapso de 150 días “un plan estratégico para la utilización sustentable del recurso ictícola”.

Si bien la medida fue apelada por el gobierno provincial, lo que provoca que la sentencia no se encuentre firme hasta el pronunciamiento de la Cámara, el extenso fallo genera un precedente importante en esta materia.

Romina Araguas es la abogada que representa a ambas organizaciones querellantes y recuerda que la medida cautelar presentada en 2020 se realizó en el marco de una bajante histórica del río Paraná, la más profunda de los últimos 50 años. Este fenómeno, producto de la crisis climática, unido a la voracidad de los empresarios frigoríficos y la ausencia total de un Estado que controle, prendió la luz roja ante una depredación sin antecedentes que pone en riesgo la fauna de nuestros ríos.

La bajante histórica del Paraná más la voracidad de empresarios frigoríficos y la ausencia de un Estado que controle, pone en riesgo la fauna de nuestros ríos

Araguas reconoce la dedicación puesta por el magistrado judicial y manifiesta que la prueba aportada fue contundente: “Acreditamos con el Instituto Nacional de Limnología (INALI), que las especies corren peligro de subsistencia”, asegura.

El INALI es uno de los institutos del Conicet, goza de un merecido prestigio en la zona y tiene entre sus objetivos el de “contribuir al conocimiento de los organismos, fenómenos biológicos y procesos de bioreproducción en los ambientes acuáticos, especialmente en los vinculados al río Paraná y su cuenca”

La abogada relata que la contundencia de la prueba aportada llevó a que el Juez a cargo requiriera una serie de informaciones al Estado de la Provincia de Santa Fe para que explique qué controles lleva a cabo, qué información tenía al respecto y qué número de peces había en poder de los frigoríficos.

Ante la pobreza documental presentada por la Provincia, el Juez no dudó en otorgarle un plazo no mayor a 150 días para que se elabore un plan integral para el manejo del recurso ictícola. Asimismo, el Doctor Carbajo resolvió que caiga sobre su persona el rol de controlador de ese plan, que la información suministrada sea pública y que debe cumplirse con las leyes de puertos y de fiscalización.

“Acreditamos con el Instituto Nacional de Limnología, que las especies corren peligro de subsistencia”, asegura la abogada Romina Araguas

Este último punto resulta de vital importancia, pues si bien existe un Consejo Provincial Pesquero que, junto con la Dirección de Puertos, debe controlar e informar entre otros temas la población de los peces, al no ser convocada por el Estado Provincial no ha tenido reuniones. “La ley especifica que los encuentros deben ser mensuales, sin embargo, durante la bajante, en 2020, no se realizó ningún encuentro y luego fue convocado solo en dos oportunidades al año”, detalla Romina Araguas.

Con la inclusión de entidades ambientalistas a este Consejo, producto de la resolución judicial dictada, existe mayor expectativa en su funcionamiento, aunque hasta el momento, el gobierno provincial no había hecho la convocatoria. Las elecciones siempre son más urgentes que los temas estratégicos. 

Aún así Romina Araguas festeja la amplitud de lo resuelto y detalla que, además, la sentencia es clara. “Impone un sistema de veda y de alerta temprana para que, cuando se produzcan estas situaciones como las surgidas en el 2020 con la bajante histórica y donde la Provincia mostró una pasividad absoluta, este sistema permita tener vedas automáticas”, cuenta.

Ante la escasa información presentada por la Provincia, el Juez exigió en un plazo no mayor a 150 días un plan integral para el manejo del recurso ictícola

En un contexto de campaña electoral, grietas, confusiones e incertidumbre, un sector –que se encuentra afectado económica y socialmente por la falta de políticas públicas en la conservación de los peces– expresó su descontento por lo resuelto en sede judicial. Se trata de los pescadores que, por desconocimiento e influido por poderosos sectores económicos y políticos, suponen que la medida atenta contra su modo de subsistencia. Araguas afirma que se trata de todo lo contrario: “Nos enfrentan a ambientalistas con los pescadores cuando lo que estamos reclamando es que siga habiendo peces en el río, ya que, de continuar con este tipo de práctica extractivista para la importación, lo más probable es que se agote el recurso ictícola. Y eso afectará, entre otros, a los pescadores”. 

No se trata de una aseveración exagerada. Los  pocos datos existentes detallan que en la actualidad hay una cantidad muy inferior de población de peces que la existente hace tan solo diez o 20 años. Desde la infame década de los 90, cuando se permitió la exportación de peces, su presencia se fue aminorando a pasos agigantados, incluso de ejemplares que, por su tamaño, no debieran ser pescados. Una situación que no importa a los grandes frigoríficos, verdaderos depredadores de este recurso que actúan bajo la complicidad por inacción del estado provincial, que siempre avaló este desmadre bajo el pretexto de que se necesitan dólares.

Por todo esto también es de importancia un fragmento del fallo judicial que le ordena a la provincia que elabore un método de re-poblamiento de peces autóctonos, aunque Araguas se encarga de aclarar que “lo ideal es que la naturaleza se autoregule” y explica que “hay que tener cuidado, muchas veces se repueblan solo con peces productivos que serán luego pescados por los grandes frigoríficos para su exportación”.

El fallo impone un sistema de veda y de alerta temprana. Ante situaciones como la de 2020, este plan permitirá tener vedas automáticas para que los frigorificos no puedan extraer peces

Para quienes venimos observando luchas y movilizaciones por saqueos similares –minería a cielo abierto, fracking, explotación del litio– lo ocurrido en nuestros ríos nos remonta a las mismas prácticas extractivas. Pareciera ser un mismo modelo de depredación que, sin licencia social, genera profundos daños al ambiente para la riqueza de unos pocos.

Romina Araguas coincide en esta apreciación: “Esto también es extractivismo. Se ve menos porque no aparece el agujero que deja el fracking o la megaminería, o las enfermedades que producen las fumigaciones, pero se trata de la misma práctica y de similar daño”.

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