Millaray: crónica de lucha de una machi mapuche contra el Estado de Noruega

por Saverio Lanza
29 de junio de 2023

Historias ancestrales de sangre derramada y almas atrapadas por falsos progresismos. Discursos y relatos vestidos con pañoletas de cinismo. Estados y empresas transnacionales. Mentiras, omisiones y amedrentamientos. Policías que disparan plomo sólo a pobres, en nombre de la “bendita” transición energética. Dos pueblos hermanados a más de 13 mil kilómetros de distancia. Una machi mapuche en Noruega. La defensa y la contaminación de un río milenario. Y un medio ambiente en conflicto permanente.

Sentir y creer haberlo visto todo. Con diferentes máscaras y barros. Sí. Con distintos perfumes y paisajes. Pero -en esencia- haberlo presenciado todo. Y senticreer todo repetirse incesantemente. Una y otra, y otra vez. Otra vez las injusticias, los dolores, las luchas interminables, las utopías de vencer, las utopías vencidas. Sentir. Creer. Senticreer. Sentipensar. Repetir. Nadie elige luchar por gusto. Se elige luchar porque el motivo se impone ineludible.

 

Esas luchas que se repiten sin fin. Que cambian de protagonistas y escenarios. Pero esencialmente son las mismas a través de los años. Los vilipendiados y oprimidos, versus los depredadores opresores. Y luego toparse con la profundidad y la mirada de la machi mapuche Millaray Huichalaf. Senticreer otra vez. Otra vez el fuego. Otra vez el calor de la llama incandescente. Pero -esta vez- senticreer que todo es distinto. Nuevo. Como toparse con una indómita luz en la precordillera. Fuegos y más fuegos. Fuegos que no incineran. Fuegos que dan de comer; que alivian heladas, que iluminan caminos. Caminos esenciales. Sin relatos plásticos, ni eslóganes prefabricados, ni publicidades mórbidas, ni flashmobs inútiles. 

 

Son luchas ancestrales. Genuinas. Puras. Sin dobleces. Escuchar a Millaray. Senticreer que las luchas nacen y renacen de cada una de sus palabras. De su pasos. De sus acciones. Que las luchas parecieran no tener inicios ni finales. Un poco de esperanza, también de resignación, y mucho de realidad. De hechos fácticos. El fin de las dudas, el principio de los actos. Ilusiones versus espejismos. Ganas de creer. Creer para ver. Ver para creer.

 

¿Quién es Millaray Huichalaf? ¿Qué es una machi? La machi Millaray Huichalaf es una autoridad ancestral mapuche y líder de las comunidades que defienden al río Pilmaiquén. ¿De qué? De la construcción de una central hidroeléctrica que inundaría lugares sagrados para los mapuche williche que habitan esa zona desde tiempos prehispánicos, y que fueron desplazados de sus territorios, tanto por la colonización extranjera como por el Estado chileno. ¿Qué es Chile? Es la denominación imperial de un país, del sur de un territorio denominado imperialmente como “América” (en este caso, el extremo sur), y que existe por decreto de un puñado de personas, desde septiembre de 1810. 

 

Las familias ancestrales mapuche, árbol genealógico de -por ejemplo- Millaray, habitan esos territorios desde el 500 o 600 antes de Cristo (información científicamente aceptada y acreditada. Podría ser aún más antiguo). Una Machi es una denominación del pueblo mapuche otorgada a quien cura los males del cuerpo y del alma; que posee poderes para mediar entre la mapu (la tierra) y el wenu mapu (la tierra de arriba), y para invocar a las fuerzas de la naturaleza. Las machi no abundan. Son las intermediarias entre el mundo mapuche y el mundo sobrenatural. Sus espíritus protectores les entregan poderes para combatir a los espíritus malignos. Ver para creer. Y creer para ver.

 

La machi no quiso ser machi. El propio destino la puso allí. Tampoco quiso vivir su vida peleando contra los molinos quijotescos de las multinacionales europeas o Estados imperiales. Otra vez el destino. Fue una niña que creció entre pesadillas. Entre imágenes vívidas e incomprensibles. Una niña que se desarrolló y entendió sus fotos oníricas infantiles. ¿Cómo abrazar un río? Pregúntenle a Millaray. Ella está en el Gulumapu, abrazándolo día a día, noche a noche. ¿Qué es Gulumapu? Pues, digamos que ese territorio que los winka llaman Chile. ¿Qué son winka? El invasor. Los invasores. Los destructores. Los fascistas antimapuche ¿Hay invasores en esta historia? Pues, a decir verdad, no hay historias -ni historia- sin invasiones.

 

***

 

Hace frío. Atroz. Es casi primavera en el hemisferio norte, pero el frío es tan inclemente como en los inviernos de la selva valdiviana, esa ecorregión que comprende el centro-sur de Chile y la Patagonia argentina. Los mapuche no ponen fronteras para nombrarla. Todo es Wallmapu, el territorio ancestral que habitan desde hace milenios y que les es sistemáticamente arrebatada e invadida. Millaray dejó -por un momento- de abrazar al río. ¿Qué río? El Pilmaiquen. ¿Por qué lo abraza y defiende? Se lo quieren robar. ¿Es eso posible? Claro. ¿Quiénes, cómo?

 

WINKA STATKRAFT

 

"Desde nuestra llegada a Chile, en Statkraft nos ha movido el propósito de contribuir al desarrollo de las energías 100% limpias y renovables, como una vía concreta para enfrentar el desafío que nos impone el cambio climático". 

 

Después de la lectura de un párrafo de estas características, una mano cobriza no puede hacer otra cosa que refregar las propias sienes, incluso la vista. Un nudo en el estómago se presenta súbitamente, y anuncia la presencia de la hipocresía más brutal, de la violencia en todas sus formas, del sadismo inmaculado de las transnacionales. La impunidad hecha ley. El saqueo como modus operandi, legitimado por los Estados. 

 

¿Qué es Statkraft? Es una empresa hidroeléctrica de propiedad total del estado noruego. Sí, una empresa del Estado. Sí, de Noruega, con sede en la ciudad capital de ese país europeo nórdico; Oslo. El país al que se suele utilizar como "modelo" a seguir; de faro iluminador de tercermundismos. Se comenta -entre la gente de bien y buenas costumbres- que el Grupo Statkraft "es el generador de energía renovable más grande Europa". Pero Statkraft desarrolla y genera energía hidroeléctrica, energía eólica, energía de gas, calefacción urbana y energía solar. ¿Cómo lo hace? Con el manual del winka bajo el brazo: trapitos sucios fuera de casa, y bien lejos. 

 

UNA DÉCADA DE DECADENCIA

 

Statkraft compró los activos de la empresa SN Power y comenzó su operación en Chile, con el 50% de propiedad de un Joint Venture con la empresa Pacific Hydro para la operación de las centrales hidroeléctricas de pasada La Higuera y La Confluencia, ambas en la Región del Libertador General Bernardo O'Higgins. Eso ocurrió en 2014. Entre el '15 y el '16 compró los activos de la sociedad Empresa Eléctrica Pilmaiquen: la central hidroeléctrica Rucatayo, de 52,5 MW de potencia instalada, en operación desde 2012; y dos proyectos hidroeléctricos en el río Pilmaiquen: Osorno y Los Lagos.

 

ADVERTENCIA | PÁRRAFO CON ALTO CONTENIDO DE CINISMO. "Para Statkraft, la relación con el entorno y las comunidades son fundamentales para el desarrollo de cada uno de los proyectos, es así que a mediados de 2015 comienza el proceso de diálogo con las instituciones representativas (organizaciones territoriales de carácter funcional y comunidades indígenas) del área de influencia de ambos proyectos. En 2016, Statkraft tomó la decisión de no continuar con el proyecto hidroeléctrico Osorno como estaba diseñado originalmente. Esto porque la zona de embalse del proyecto afectaba la terraza adyacente al río Pilmaiquén, donde se ubica la Morada del Señor Kintuante, un espacio ceremonial de alto valor cultural y espiritual para las instituciones representativas del Pueblo Mapuche-Huilliche, es decir, comunidades indígenas locales y autoridades tradicionales", dijo la empresa. Del dicho al hecho hay un abismo.

 

Lo cierto y tangible es que cuatro años después -en agosto de 2019- la empresa estatal noruega inició la construcción del proyecto hidroeléctrico Los Lagos, situado en el río Pilmaiquen, entre las comunas de Río Bueno y Puyehue.

 

CASI DIEZ AÑOS DESPUÉS

 

El cielo está plomizo. Gris. Algo amenazante. Es el 1 de mayo de 2023. La Machi Millaray -junto a una delegación- llega a Noruega. Al corazón de Mordor. ¿Cómo viajaron? Fueron invitados por el Comité de Solidaridad con Latinoamérica en Noruega. “La lucha por el río Pilmaiquen es una lucha para todas las personas”, dice Millaray. Ella llegó al otro lado de su mundo, de su comunidad -el Roble-Carimallin, en la comuna de Río Bueno- hasta el corazón winka imperial. Llegó para contar, para decir, para demandar, para exigir. No hay dobleces en su reclamo.

 

Contó, dijo, demandó y exigió. Y la prensa noruega acusó recibo del llamado ancestral que pasó a través de la voz de Millaray. Fue directamente dirigido a Statkraft (es decir, al Estado de Noruega), y este fue claro como las aguas del Pilmaiquen: "Saquen la planta de energía de nuestro río". Fin del mensaje. Sin vueltas. Sin plastiquerías del nuevo siglo, del siglo de la idiotez virtual. Sin bailecitos inertes y acciones superfluas y pusilánimes. Nada de eso. Mensajes claros. "Háganlo". Y háganlo ahora”.

 

Junto a defensores del Ngen Mapu Kintuante (lugar sagrado del Pueblo Mapuche) y del río Pilmaiquen, acompañados de organizaciones ambientales y del Pueblo Nación Sámi, se manifestaron ruidosamente en las céntricas calles de Oslo. La visita duró algo más de una semana. ¿Qué es el Pueblo Sámi? Los Sámi (lapones) habitan en Laponia, una región que se extiende por el norte de Noruega, Suecia, Finlandia y la península de Kola, al noroeste de Rusia. Son pueblo originario de esa zona. Esa misma zona que hoy cuenta con el nombre imperial de "Noruega". ¿También fueron víctimas de Statkraft? ¡Claro! El pueblo Sámi lucha con el winka noruego a causa de los molinos de viento, las denominadas turbinas eólicas, ubicadas en Trøndelag. Son 151 aerogeneradores y más de 130 kilómetros de rutas de conexión y tendido eléctrico en la península de Fosen, a 530 kilómetros al norte de Oslo. La justicia dice que no deberían de estar ahí. Una rareza inconcebible para estos lares. Los dueños de esas tierras -desde tiempo inmemorial- coinciden con la apreciación del Poder Judicial local. En Sudamérica no ocurre esa empatía, sino -diametralmente- todo lo contrario. La machi padece procesamientos judiciales en cinco causas. La persecución judicial, lejos de cesar, se acentúa. Millaray lleva a cabo una reivindicación de las tierras ancestrales. La defensa del Pilmaiquen la llevó a toparse con documentación que atestigua -sin dilaciones- que los Huichalaf son los genuinos herederos de las tierras en conflicto. 

 

El parque eólico atraviesa zonas de pastos de invierno que ya no se pueden usar porque los renos nunca se acercarán a las turbinas. Así, se ha destruido una ruta de migración ancestral que es crucial para nosotros”, cuenta Maria Puenchir, una reconocida activista noruega. Amnistía Internacional calificó el avance de Statkraft como una "continua violación de los derechos humanos". A fines de febrero, mientras jóvenes sami y activistas socioambientales tomaron -durante cuatro días- el ministerio de Petróleo y Energía, en protesta por la situación en Fosen, del otro lado del globo, la policía de Chile reprimía una manifestación mapuche contra la Central Hidroeléctrica Los Lagos. Las transnacionales al desnudo. Las sin bandera. Las de los trapos sucios de los estados imperiales. Vale la pena repetir un párrafo:

 

ADVERTENCIA | PÁRRAFO CON ALTO CONTENIDO DE CINISMO. "Para Statkraft, la relación con el entorno y las comunidades son fundamentales para el desarrollo de cada uno de los proyectos, es así que a mediados de 2015 comienza el proceso de diálogo con las instituciones representativas (organizaciones territoriales de carácter funcional y comunidades indígenas) del área de influencia de ambos proyectos. En 2016, Statkraft tomó la decisión de no continuar con el proyecto hidroeléctrico Osorno como estaba diseñado originalmente. Esto porque la zona de embalse del proyecto afectaba la terraza adyacente al río Pilmaiquén, donde se ubica la Morada del Señor Kintuante, un espacio ceremonial de alto valor cultural y espiritual para las instituciones representativas del Pueblo Mapuche-Huilliche, es decir, comunidades indígenas locales y autoridades tradicionales", dijo la empresa. Del dicho al hecho hay un abismo. 

 

DATO DE IMPACTO

 

Este tipo de proyectos hidroeléctricos están prohibidos en Noruega. A fines de la década de 1970 y principios de los ‘80, la construcción de una central hidroeléctrica inundó una aldea Sámi. Esto generó inundaciones, degradación del paisaje, impactos en sistema hidrogeológico, pérdida de biodiversidad, erosión del suelo, impactos socioeconómicos como desalojos, pérdida de formas de subsistencia, de los conocimientos locales, de saberes, de prácticas, de cultura, llevó a la expropiación de tierras y pérdida de sentido de identidad del lugar. Esta indignación provocó un levantamiento social de desobediencia civil que se conoció como el "Conflicto del Río Alta en Finnmark" que desembocó en huelgas de hambre, amedrentamientos policiales inéditos en Noruega, fuerte difusión, movilizaciones masivas, reacción de las fuerzas policiales, violencia y arrestos. Y derivó en que -con el tiempo- se consiguiera proteger los cursos de agua locales, y que ya no hubiera posibilidad de instalar centrales hidroeléctricas, con el fin de proteger los ríos. Se movilizaron agricultores, pastores, pescadores, comunidades indígenas, organizaciones sociales internacionales y locales, partidos políticos, ciudadanos y científicos. Hubo fuertes protestas que incluyeron bloqueos y piquetes, elaboración de informes alternativos, desarrollo de redes y acciones colectivas, propuestas alternativas, involucramiento de ONG nacionales e internacionales, ocupación de tierras, acciones judiciales, activismo mediático, reclamos a partir de petitorios y declaraciones públicas, campañas públicas, sabotajes, manifestaciones callejeras, daños patrimoniales, las mencionadas huelgas de hambre y -fundamentalmente- una irrenunciable defensa de los recursos naturales. 

 

Allí es cuando comenzó el "proceso de internacionalización de las empresas del Estado de Noruega". Léase: trapitos sucios fuera de casa, y bien lejos. Varias décadas después de aquel desastre medioambiental, Statkraft pretende inundar tierras mapuche, al igual que lo hizo en Noruega hace unos 40 años. 

 

***

 

El cielo sigue plomizo. Gris. Algo amenazante. Sigue siendo el 1 de mayo de 2023. La machi Millaray empuja un cochecito de bebé. Una algarabía originaria recorre las calles de Oslo. Vuelan banderas y resuenan cánticos luego de un encuentro histórico entre las naciones Mapuche y Sámi. La mirada de la machi es imperturbable. Penetrante. Abrasadora. Ella enciende el fuego de las luchas ancestrales, una vez más. Los encarna. Está protegida por las aguas del río sagrado. Como un manto. El río de las almas. Camina junto a esas almas. Los mapuche creen que la naturaleza -en todo su esplendor, y dentro de ella, los ríos- albergan los espíritus venerados. El Pilmaiquen ayuda a transportar esas almas, las de las personas enterradas en un cementerio en la cima de un acantilado, hacia el wenu mapu (la tierra de arriba). El agua es un elemento puro. Los espíritus ancestrales pueden viajar solo con agua. El río Pilmaiquen nos trae nuestra información, nuestra espiritualidad”, dice Millaray.

 

Río arriba, en el sagrado Pilmaiquén, ya hay dos centrales hidroeléctricas. Dos invasiones. Statkraft pretendía construir dos más. La machi Millaray -hace 14 años- comenzó a luchar sola contra la enorme bestia noruega. Con el paso del tiempo se le unió su familia. Actualmente hay más de 100 comunidades acompañando a aquella pequeña primigenia antorcha que se hizo indómita luz, incandescente, una vez más, con el candor de la propia y genuina lucha por la preservación del medio ambiente. 

 

Cabría reiterar una vez más aquel tóxico y cínico párrafo espetado por la empresa estatal noruega, pero se evitará hacerlo. Statkraft negó la presencia de comunidades en la zona cuando presentó los estudios de impacto ambiental. Negó más de 100 comunidades. Negó vidas. Negó historias. Negó almas navegando en ríos. Negó tradiciones y creencias. Las hizo desaparecer de los papeles, del mapa, de los relatos. ¿Sólo valen las historias hegemónicamente aceptadas? Es lo que parece. Statkraft tiene denuncias de pagos de coimas para que le aprueben los proyectos. Otras denuncias afirman que no cumple con las leyes. Durante los movimientos de tierra con máquinas inmensas para la construcción de las centrales, se están encontrando decenas y decenas de restos arqueológicos. Esto demuestra la pre-existencia del pueblo mapuche en esos territorios usurpados por las transnacionales, en connivencia con los estados locales.

 

*** 

 

La machi fue recibida por partidos políticos en el Parlamento noruego. Participó de reuniones con organizaciones sociales, con Amnistía Internacional, muchas otras organizaciones socioambientales, políticas, sindicales; participó de una marcha frente al Parlamento, en Oslo. Sin embargo, lo más importante ocurrió al norte. En Snåsa, donde el pueblo mapuche vio reflejado su relato milenario en los ojos del pueblo Sámi. Y viceversa. El pueblo Sámi sufrió la "norueguización" de su cultura ancestral. Les fueron prohibidas su lengua, sus costumbres, sus cantos. Los persiguieron, amedrentaron, reprimieron. Al igual que en la otra punta del globo terráqueo. No hay historias -ni historia- sin invasiones. Un encuentro de dos pueblos que ayuda a repensar la agenda de la "transición energética" y las denominadas "energías limpias". ¿Cuánto hay de cierto? ¿Cuánto de neo negocio disfrazado de ‘buenas conductas y costumbres’? ¿Cuánto de neo extractivismo?  

 

LOS ESTADOS APUNTAN Y DISPARAN

 

El último 23 de febrero, en el sector Carimallin, comuna de Río Bueno, Región de Los Ríos, comunidades mapuche se manifestaron en contra del proyecto de la empresa estatal noruega. La protesta fue reprimida por Carabineros con gases lacrimógenos y disparos. "Por qué nos reprimen, si pertenecemos a esta tierra y defendemos un río". Hubo siete heridos. Un joven mapuche recibió un balazo que le generó una irreparable lesión ocular. "Al weichafe (autoridad mapuche) Luis Huichalaf lo mutilaron, el balín de acero le traspasó todo el ojo, se alojó detrás de sus nervios ópticos, y no ve nada. Y en el otro ojo también le dispararon, pero no tocó el globo ocular", dice la machi Millaray en una crónica publicada por el medio Interferencia. 

 

Como es de apreciar en hechos, no importa que gobierne Sebastián Piñera -de ultraderecha- o Gabriel Boric -representante de la 'izquierda progresista'-, porque las balas zumban igual. Salen de los mismos fusiles de siempre, y apuntan a los mismos pobres y vilipendiados de siempre. "Así están atacando directamente el kume mognen (buen vivir) que hoy tanto proclama el gobierno de Boric", argumenta Millaray.

 

"Statkraft opera como una policía militar, con un Estado noruego dentro del propio Estado. Tienen drones y guardias armados en la hidroeléctrica. Nunca he visto algo así", dijo Juan Huichalaf.

"No respetan nuestra propia forma de llevar nuestra vida, no necesitamos sus centrales hidroeléctricas. Donde está emplazada la central Los Lagos existe un retén de Carabineros, paramilitares de una empresa de guardias privados, guardias en la portería. Es una violencia desmedida lo que se vive, sentenció. 

 

"A más de 10 años de que se quiso instalar la central Osorno, Los Lagos y Rucatayo, nosotros hemos tenido una férrea lucha al mismo nivel. Hemos vivido la persecución, el Estado se habitúa a hacer estas prácticas ilegales que vulneran todos nuestros derechos ancestrales. En este territorio mapuche o es la vida de nosotros, del río Pilmaiquen, de la tierra; o es la muerte que genera Statkraft. Por eso luchamos con la fuerza que luchamos. Aunque no tengamos armas de fuego, tenemos el arma espiritual, la fortaleza ancestral de seguir practicando nuestra propia creencia".

 

WINKA CIENTÍFICOS

 

Por si faltaran voces en contra de la transnacional noruega, los académicos Yngve Solli Heiret -de la Universidad de Oslo- y Sarah Kelly -doctorada en Geografía en la Universidad de Arizona- declararon al periódico noruego Bergens Tidende: En Noruega existe un amplio acuerdo en que los recursos hidroeléctricos pertenecen a la comunidad y, por lo tanto, deben ser de propiedad pública. Al mismo tiempo, Statkraft ha asumido el papel de un capitalista global que explota los recursos energéticos privatizados a nivel internacional, también en los países más pobres". Y agregaron: Statkraft cosecha los beneficios de la liberalización de los derechos de agua del dictador Augusto Pinochet”, en referencia a la liberalización que llevó a cabo el líder de facto y genocida en la denominada "ley de aguas", que data de 1981, la cual allanó el camino para la privatización de los derechos del agua en Chile.

 

Millaray hizo declaraciones a varios medios locales en Noruega, como VG: "Les pedimos que cierren la hidroeléctrica. Para nosotros, Statkraft significa muerte. Este es un nuevo tipo de colonización. Antes venían con la cruz, ahora vienen con sus 'proyectos verdes’", argumentó. "Tenemos mucho en común con los Sami en Noruega, y tenemos un enemigo común: Statkraft", sentenció Millaray.

 

"Apoyamos al pueblo Mapuche. Es vergonzoso que Noruega también viole los derechos humanos en el extranjero. Es posible resolver la crisis climática sin disparar y robar", declaró Elle Nystad, líder del NSR-U (Comité de Jóvenes Sami Riksforbund de Noruega) y una de las caras más visibles de las protestas en defensa de Fosen.

 

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Un sol dorado, inusual para los junio del hemisferio sur, atraviesa la precordillera. Pinta de ocre las alturas. Derrama destellos inimaginables para cualquiera, menos para la naturaleza. Las flores, en tanto, esperan por temperaturas más benévolas. En capullos, guardadas por un tiempo. Juntan fuerzas para resurgir. Como el pueblo mapuche. Como sus reivindicaciones aplastadas y silenciadas durante siglos. Es tiempo. Los vientos llegaron. Los mapuche ya lo saben; sus ancestros se lo develaron. La pequeña Millaray lo sintió. Creció. Luego lo supo, aun sin comprender. Hoy, la machi, ya lo sabe. Comprende -sin dubitar- aquello que llevó siempre en su esencia: Millaray significa "Flor de oro".

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