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El transfemicidio de Azul, otro cruel final de una trabajadora en Neuquén

por Revista Cítrica
17 de octubre de 2025

Azul Semeñenko, mujer trans y trabajadora estatal que se encontraba desaparecida hacía tres semanas, fue hallada asesinada. El caso, investigado como transfemicidio, expone la violencia sistémica y la vulnerabilidad que atraviesan las mujeres travestis trans en el país y en esa provincia. 

“Azul cantaba por los pasillos, siempre pasaba por las oficinas consultándole a sus compañeros si querían algo calentito, un café o agua para el mate.” Así la recuerda su amiga y compañera de trabajo, Julieta. Azul era, además, una persona muy querida en su espacio laboral, se desempeñaba en la cafetería de la Dirección Provincial de Protección Integral contra las Violencias de Neuquén.

Azul Semeñenko estaba desaparecida desde el 25 de septiembre. Su desaparición fue denunciada cinco días después por una de sus amigas. Era trabajadora estatal y estaba por cumplir 49 años. 

El martes su cuerpo fue hallado sin vida, envuelto en un colchón inflable. Presentaba heridas punzocortantes en distintas partes: todos los indicios apuntan a que fue víctima de un ataque violento que terminó con su vida. 

La causa se investiga como transfemicidio y quedó a cargo de Guadalupe Inaudi, integrante de la fiscalía de Delitos contra las Personas. Según la denuncia radicada en la Comisaría 16, la desaparición ocurrió cuando asistía a un turno médico en el hospital Castro Rendón.

“Era una mujer muy responsable, alguien que valoraba muchísimo su trabajo y el lugar que tenía. Ella sabía que estaba en un espacio seguro, donde podía ser quien quisiera con libertad. Nos sorprendió mucho cuando se ausentó en el trabajo, porque no era un comportamiento normal en ella. Nunca dejaba de atender su teléfono y siempre estaba en comunicación con sus afectos”, asegura Julieta.

Su amiga no puede ni pensar en lo que le pudo haber pasado, cuando el dolor por la pérdida es tan grande. Desde su desaparición se realizaron varias movilizaciones para exigir su aparición con vida, hasta que el jueves 15 de octubre por la noche se confirmó la peor noticia: la autopsia que se le practicó al cuerpo encontrado en un canal de desagüe en la zona de Valentina Norte Rural, reveló que era Azul. “Quería que vuelva, que esté bien, que esté sana. No puedo entender cómo alguien puede hacerle eso a una mujer, a una persona. La impotencia es que ella no va a regresar”, relata Julieta con la voz acongojada y entrecortada.

No es un hecho aislado

La expectativa de vida de las mujeres travestis y trans en el país continúa sin superar el umbral de los 40 años. Las leyes que reconocen sus derechos no solo no se cumplen, sino que además son insuficientes. Los discursos de odio difundidos por el Gobierno Nacional contra las identidades trans legitiman y fomentan esa violencia.

Lo que pasó con Azul en Neuquén no es un hecho aislado. Desde la desaparición de Luciana Muñoz, hace un año y cinco meses, empezaron a abrirse muchas preguntas sobre qué está pasando en la provincia.

A Luciana la quisieron silenciar y estigmatizar. Los medios la juzgaron por su ‘estilo de vida’, pero lo que realmente no querían mostrar era su realidad: la de una piba de un barrio pobre. Si caminás por ese barrio, entendés lo que viven muchas mujeres en Neuquén: sin políticas que las acompañen, sin oportunidades, invisibilizadas. Ellas mismas lo dicen: ‘acá o sos narco o sos puta”, dice Silvina Ojeda, periodista de Río Negro, quien dio a conocer la desaparición de Azul y acompaña a la familia de Luciana en el pedido de aparición con vida de la joven. 

Después de Luciana empezaron a aparecer más casos: mujeres desaparecidas, una joven identificada como Ángela fue hallada muerta en una cantera, y ahora Azul, una mujer trans. Todos estos casos tienen algo en común: pobreza, vulnerabilidad, abandono.

“No es casual. Son vidas que el Estado decide no ver. En Neuquén no existe un Ministerio de las Mujeres, ni políticas reales de acompañamiento. Lo que hay es un desmantelamiento total, una continuidad del modelo de desidia que hoy sostiene el gobernador Rolando Figueroa, similar al de Milei: sin perspectiva de género, sin contención, sin derechos. Mientras tanto, el narcomenudeo y el petróleo son las dos caras del poder. En los barrios se repite la misma frase: “Acá o sos narco o sos petrolero.” Y todo eso existe porque hay complicidades dentro del propio Estado”, asegura Ojeda.

Angela fue hallada muerta en una cantera. Azul, asesinada con una crueldad inconcebible. Luciana sigue desaparecida. No son casos sueltos: son consecuencias de una misma estructura de impunidad, pobreza y poder. Neuquén ya no puede seguir ocultando lo que pasa.