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Una madre frente al poder: ¿Dónde está el menor M?

por Silvina Ojeda
09 de octubre de 2025

Claude Staicos, secretario de Medios y Comunicación del gobierno de Neuquén, fue intimado a informar el paradero del menor M., como no cumplió, se le impuso una multa diaria por desobediencia judicial. El juez Speroni fue apartado de la causa, pero no hay avances. Su madre lo sigue buscando. ¿Dónde está el pequeño M?

En Neuquén, una madre busca a su hijo desde que fue arrancado de un jardín de infantes por orden judicial. Del otro lado, un funcionario poderoso maneja medios, discursos y silencios. Esta es la historia de cómo se usa el poder político, judicial y mediático para borrar una voz: la de una mujer que sólo pide volver a saber de su hijo.

El 20 de agosto de 2025, cinco policías armados, el juez Luciano Speroni y la defensora de Niños Natalia Stornini, irrumpieron en el Jardín N° 65 del oeste de Neuquén y se llevaron por la fuerza a un niño tras un fallo judicial donde le dieron la custodia a su progenitor masculino, Claude Staicos, de seis años, frente a sus maestras y compañeros. El menor M. Su madre, Alexandra Sabio. La orden judicial tenía apenas tres meses de vigencia. Desde ese día, no volvió a verlo.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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El padre, Claude Staicos, es secretario de Medios y Comunicación del gobierno de Neuquén. El mismo funcionario que controla la pauta, los medios y los discursos públicos, fue quien difundió en sus propias redes y en una página web --'La verdad de M'-- fotos y relatos sobre el niño, vulnerando su derecho a la privacidad y a la identidad.

Mientras la versión oficial se instalaba sin cuestionamientos, la voz de la madre fue silenciada. Ningún medio local le dio espacio. Los comunicados en las redes y en páginas de ONG de falsas denuncias repitieron el relato del poder: el de un 'padre que recupera a su hijo', sin mencionar la violencia de una escena donde participaron agentes armados en un jardín de infantes.

El caso expuso una trama profunda de alianzas entre el poder político, judicial y mediático. Las coberturas omitieron irregularidades judiciales y el trasfondo de género: una madre sin voz frente a un funcionario con capacidad de censura.

 

 
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En septiembre de 2025, Alexandra encabezó una marcha junto a organizaciones sociales y gremios docentes bajo la consigna 'Restituyan al niño M. ya. Abajo la impunidad de Staicos'. Denunció que hacía más de dos semanas que no tenía información sobre el paradero de su hijo, que no asistía al jardín ni a sus controles médicos, y que su tratamiento estaba interrumpido.

Cerca de doscientas personas se movilizaron por el centro de Neuquén. No hubo cámaras, ni móviles, ni micrófonos. El silencio mediático fue total.

Según la abogada Sara Barni, en los más de 1.200 casos que acompañó como Red Viva, las denuncias para revertir la tenencia a la madre suelen basarse en el llamado “impedimento de contacto”. “Nunca he encontrado en el país un solo caso en el que a un padre se lo haya condenado por impedir el contacto con su hijo --explica-- capaz que exista, nunca la encontré. Toda la normativa conocida como Ley 24.270, que debería proteger a niñas y niños, termina penalizando casi exclusivamente a las madres. Esta ley abierta colisiona con convenciones internacionales, y a pesar de los intentos de derogarla, sigue vigente. Lo que vemos es que el sistema busca castigar a las madres y consolidar la tenencia de los padres incluso cuando se han cometido delitos menores.”

Las cifras que acompañan la historia son igual de duras: según UNICEF, el 59 % de las niñas y niños argentinos sufrieron prácticas de crianza violentas; y la Corte Suprema detalla que el 96 % de los menores involucrados en causas judiciales padecen maltrato psicológico.

Desde agosto hasta hoy, Alexandra Sabio sigue silenciada. No sólo los medios de comunicación se negaron a reproducir su versión: también las paredes del centro de Neuquén, donde aparecieron pintadas con frases como 'Staicos violento' y 'Devolvé a Milo', fueron borradas a las pocas horas. La censura se extiende del aire a las calles.

El 1 de octubre de 2025, Alexandra viajó a Buenos Aires la esperaba su abogada Sara Barni, de Red Viva, en busca de que la causa tome jurisdicción nacional. Allí se encontraron con que se había aceptado primero la denuncia que Staicos presentó antes que la querella, la de Alexandra. Al presentarse en la Casa de Neuquén en Maipú 48, Buenos Aires, hallaron el edificio cerrado, con las persianas bajas, a pesar de ser horario de atención. Ante ese silencio institucional, Alexandra logró contar su versión en televisión: fue entrevistada en el programa de Karina Mazzocco (América TV), donde relató por primera vez en detalle su vínculo con Claude Staicos, la violencia que sufrió y la situación de su hijo.

El 4 de octubre de 2025, días después de la repercusión nacional de la entrevista, Staicos presentó una licencia sin goce de sueldo alegando 'problemas familiares' y la necesidad de resguardarse. Tras eso, se observó que varias notas y coberturas sobre la entrevista fueron eliminadas de portales y redes. En paralelo, algunos medios locales, el primero fue el diario Río Negro, difundieron con rapidez el comunicado sobre la licencia, mientras que ignoraron o minimizaron la denuncia de la madre y las movilizaciones en Neuquén.

Claude Staicos días anteriores de informar su licencia, fue intimado a informar el paradero del menor con una última advertencia de 48 horas; vencido ese plazo, no respondió. Se le impuso una multa diaria y se dio intervención al Ministerio Público por desobediencia judicial. A la fecha, aún no se ha informado públicamente el domicilio donde vive el menor M., ni consta que asista al jardín o que reciba los controles médicos correspondientes. La madre mantiene contacto cero, manifiesta la abogada Sara Barni.

El 8 de octubre, se informó que el juez Speroni --quien había ordenado el ingreso policial al jardín y presenció el procedimiento-- se apartó de la causa del menor M, en su excusación, continuó criminalizando a la madre, presentándose como víctima del proceso y de las críticas públicas. Habló de “violencia moral hacia esta judicatura” y denunció hostigamientos, omitiendo reconocer que su propio accionar --encabezando un operativo policial en un jardín de infantes-- había generado repudio social. También se refirió a una posible investigación en su contra, justificando su apartamiento como una manera de “preservar el proceso”, sin asumir que su intervención había vulnerado el interés superior del niño y la Ley 26.485. Mientras madres y niños viven el trauma del arrancamiento, su mensaje se centró en su propio malestar, dejando de lado la violencia institucional sufrida.

El cargo de Secretario de Comunicación fue ocupado transitoriamente por Julián Blanco, vinculado políticamente a Staicos, lo que alimenta sospechas sobre la utilización del poder para controlar la narrativa. La licencia de Claude Staicos es una estrategia para no ensuciar la campaña del gobernador Rolando Ceferino Figueroa, en una ciudad como Neuquén donde existe Luciana Muñoz desaparecida hace más de un año y medio sin búsqueda activa, una mujer trans llamada Azul que se encuentra desaparecida desde el 25 de septiembre y donde las cuestiones de violencia sobre la mujer se encuentran totalmente en desidia.

El caso del menor M. es mucho más que un conflicto familiar: es la evidencia de cómo se usa el poder para borrar a una madre, manipular la narrativa pública y exponer a un niño. La pregunta sigue siendo, urgente e incómoda:
¿Dónde está el menor M.?