Una marea humana por la Ley de Humedales

por Mariano Pagnucco
Fotos: Hernán Vitenberg
18 de agosto de 2021

La travesía que comenzó en kayak y recorrió 350 km por el Paraná llegó al Congreso para exigir que se trate el proyecto cajoneado por los lobbies corporativos. Una lucha compartida por ambientalistas, habitantes de las islas y los peligrosos carpinchos que invaden Nordelta.

La ciudad de Buenos Aires –a pesar de su marca portuaria que les da identidad a sus habitantes– no quiere saber nada con el río y sus afluentes. Sus arroyos están entubados y corren silenciosos bajo toneladas de hierro y cemento. Y el río, el gran río, es un horizonte difícil de alcanzar después de tantas cuadras de urbanidad que lo alejan todo lo posible del resto de la ciudad. Por eso se suele decir que Buenos Aires, donde atienden los poderes del Estado, le da la espalda al río. Sin embargo, cuando los cauces desbordan, la ciudad se entera.

Una travesía con unxs 50 kayakistas, impulsada por la Multisectorial Humedales, partió el miércoles 11 de agosto desde Rosario y –Paraná abajo– sumó aplausos, comida, gritos de alientos y apoyos varios para llegar una semana después a Buenos Aires. El río, agitado como nunca por la contaminación y la sequía, desbordó para llegar al corazón político del país. Por eso la marea que comienza a formarse en la Plaza de Mayo promediando la tarde del miércoles 18 es colorida y diversa en su composición humana. Lo que une a estas personas es una exigencia al Congreso de la Nación: ¡Ley de humedales ya!

La ciudad no sabe de humedales, como tampoco sabe de ríos, pero hoy se enteró a través de uno de sus diarios emblemáticos de la invasión que sufre uno de los barrios más exclusivos del país. Enrique Viale, abogado ambientalista con larga trayectoria en acompañar conflictos socioambientales, sonríe al recordar la dramática información que compartió La Nación acerca de “carpinchos, los visitantes que tienen en vilo a vecinos de Nordelta”. 

Dice Viale: “Es muy elocuente cómo los medios circunscriben la problemática de los humedales y medioambiental dándola vuelta, mostrando exactamente lo contrario: los carpinchos invadiendo a Nordelta, a los barrios cerrados, como si no fuera exactamente al revés. Hemos arrasado con esos humedales y si existiera una ley como la que estamos pidiendo, el proceso no hubiera sido el mismo. Esos barrios cerrados están construidos sobre la destrucción de humedales y vendidos como una vuelta a la naturaleza”.

¿Qué se muestra y qué se esconde en la marea noticiosa? “Es tragicómico lo que ha sucedido hoy. En vez de mostrar a 50 personas… que en realidad son más, porque 50 remaron, pero hubo un acompañamiento muy grande en tierra con cientos de personas. Hicieron 350 kilómetros en agua para mostrar y evidenciar cómo los lobbies atentan contra el Congreso nacional. En vez de mostrar eso, nos muestran algo que es casi risueño: el tema de los carpinchos”.

El 21% del territorio nacional corresponde a humedales.

 

UNA LEY ENCALLADA EN LA COSTA DEL PODER

Los carpinchos aliados de la lucha por los humedales (no los carpinchos violentos que atacan mascotas en Nordelta) están multiplicados en la Plaza de Mayo: en carteles, banderas, pancartas, remeras y hasta disfraces. La caravana anfibia que partirá en tierra a continuar la exigencia que empezó por agua recorrerá las 14 cuadras hasta el Congreso para entregar un petitorio con la firma de unas 400 agrupaciones: que se debata en un plenario de comisiones de Diputados el proyecto de ley que puede perder estado parlamentario a fines de 2021.

Sobre la importancia de estos ecosistemas escribió la socióloga Sofía Astelarra el 2 de febrero, cuando se celebró el Día de los Humedales: “Son fundamentales para la vida humana-no humana a nivel planetario. Los humedales son ecosistemas acuáticos y terrestres. Entre sus principales procesos vitales o funciones ecosistémicas, los humedales actúan como una esponja acuática, aérea y terrestre: absorben los contaminantes del agua, la tierra y el aire. Por eso, son considerados fundamentales para la crisis climática. Es decir, retienen el agua, captan los contaminantes y la dejan fluir lentamente y limpia; eso también permite que regulen el flujo hídrico evitando las inundaciones o sequías extremas”. Un dato adicional para dimensionar su importancia: constituyen el 21% del territorio argentino.

Desde el comienzo de la pandemia hubo incendios intencionales en más de 500 mil hectáreas de humedales, principalmente en las islas del delta del Paraná. Sin embargo, la Ley de Presupuestos Mínimos para la Protección Ambiental de los Humedales está trabada en una de las comisiones que debe discutirla: la de Agricultura y Ganadería que preside el correntino José Ruiz Aragón (Frente de Todos). En el Congreso hubo antes ocho proyectos parlamentarios similares que se cayeron.

Viale, que fue asesor parlamentario de Fernando “Pino” Solanas, explica el “triple lobby” para que la ley no salga: “En la Ley de Bosques estaba el lobby del agronegocio y en la Ley de Glaciares el lobby de la megaminería. Acá hay tres lobbys: el agronegocio por la ganadería y la soja que avanzan con su frontera sobre estos ecosistemas; la especulación inmobiliaria y los barrios cerrados como segundo lobby; y la minería que tampoco quiere esta ley, porque el litio se obtiene en salares de altura, que son humedales”. Si bien la ley no tiene un carácter prohibitivo y su función es “ordenar y regular el territorio”, “los grandes poderes de la Argentina son tan fuertes que no quieren ni una mínima regulación”.

¿Contra qué hay que remar para que la ley salga? Osvaldo Gallardo, traje de neopreno de kayakista sobre el cuerpo y piel dorada por la travesía, mira con ojos profundos y dice: “Estamos remando contra el negocio inmobiliario, contra el negocio sojero, contra todos esos negocios que, literalmente, se cagan en la gente. Y también remamos contra la actitud de mucha gente que se piensa que no le va a producir ninguna consecuencia… pero del río vivimos todos, el río da vida”.

Se entregó un petitorio con la firma de unas 400 agrupaciones para que se debata en un plenario de comisiones de Diputados el proyecto de ley que puede perder estado parlamentario a fines de 2021.

 

EL RÍO LLEGA AL PALACIO

La marea humana que avanza por avenida de Mayo está encabezada por un puñado de mujeres que sostiene un cartel: Movimiento de Mujeres Indígenas del Abya Yala. Al frente está Amtawi, señora de pelo blanco y paso tranquilo que sostiene una vasija de barro que va soplando para que no se apague el sahumo de su interior.

Amtawi es de origen Aymara. ¿Ubicación geográfica? “Estoy en todos lados, soy del Abya Yala, América, de los pueblos que todavía existimos”. Unos metros hacia adelante aparece el Congreso en toda su magnitud arquitectónica. Amtawi habla del río en esta ciudad que parece desconocer el río: “Significa la vida, donde hay agua hay vida, sino no tenemos vida. Cuando nuestra madre nos gesta estamos en agua. El agua hace la diversidad de todo: animal, vegetal, aves, humanos”.

–¿Qué nos está diciendo la Madre Tierra en este momento? 

–Que ya basta, que no aguanta más de tolerarnos la depredación que hacemos los humanos. Ya no quiere más, ya se cansó de protegernos. Ahora nos toca a nosotros protegerla a ella.

–¿Cuál es el mensaje para las nuevas generaciones que acompañan estas luchas?

–Que tomen mucha conciencia, que pongan mucha responsabilidad, que sepan que están aquí para vivir, no para sobrevivir, y entonces hay que tener la vida.

Los cantitos se intensifican a pocos metros del Palacio legislativo. Uno de los hits: “Olé olé/ olé olá/ ley de humedales/ queremos ya/ y que a las islas/ se las deje de quemar”. Otro: “Lo sabía/ lo sabía/ que a los humedales/ los quemó la oligarquía, ecocida”.

Llega el pelotón de kayakistas con sus embarcaciones y sus palas (está Osvaldo y también el perro Ringo, que acompañó la travesía entre la tierra y el río), también grupos de sikuris, copleras, colectivos militantes del ambientalismo y la política, familias, personas sueltas (a pie o en bicicleta), banderas con consignas diversas, wiphalas.

Sobre el ingreso de Callao habrá más cantitos, más agite y luego la formalidad: entregar el petitorio para que Diputados trate la reclamada Ley de Humedales. Si la Cámara Baja da esa discusión, le tocará presidir la sesión a Sergio Massa, el ex-intendente de Tigre que propició la existencia de Nordelta, ahora invadida por carpinchos que también se preguntan por los humedales.
 

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