Yo defiendo el humedal... ¿y usted?

por Daniela Batista
Fotos: Agencia Télam
02 de febrero de 2022

En el Día Mundial de los Humedales, un manifiesto político/poético desde la biodiversidad del ecosis-tema que representa el 20 por ciento del territorio argentino y todavía reclama una ley que lo proteja.

Cuando al fin despierte 
y sea hielo –con suerte–, oso polar, o gusano,
o quizás, las sales de lo que fue mi cuerpo
dibujen una línea verde entre las rocas,
¿a quién guiaría con mi nombre 
hacia la orilla del arroyo? 
¿Y en qué idioma podría traer al ceibo
y el amplio migrar de las gaviotas?
Como cardúmenes del tiempo
busco la ronda humana.
Prevalezco, en el continuo.
Soy la red de lo posible
por eso soy porque SOMOS.
Encarnamos la memoria de todos los pueblos
lo que brota se manifiesta
en la fe, la palabra y la presencia.
Toda la historia confluye en el presente.
Recordamos, recreamos, mano puente, ojo-flecha. 
La palabra nos orienta, concordamos, –bah, que siempre cuesta– 
y de ahí formamos líneas redondas, pasamanos, cadenas.

***

Amaneció este día sobre las islas, allá también en el pantanal, y seguro que amaneció lo mismo en el Mississippi, en el Nilo, y aun, pese a todo ese viaje negro, en el Río Reconquista, agobiado por los créditos internacionales que usan su nombre para inventar proyectos de “saneamiento”, sobreviviendo al cauce corrompido por los countries y la basura de siete municipios.

Por eso este Día mundial de los Humedales. Ya lo vemos, la cosa empieza a colapsar.

Un comienzo de año triste, sin Ley de Humedales, con el mar amenazado (¡gloriosamente defendido!), con tanta destrucción con fuego, dinamita y veneno, y con la violencia de un Estado que se enfrenta con el exterminio de su propia población; de pronto, puede que un espíritu esperanzado caiga en la desazón. 

Ése es el primer obstáculo que superar. Para recobrar el aliento, volver a intentar.

Pensalo así: allá en el río, aunque les caiga pesada el agua, los bagres lo están intentando de nuevo, y arriba las golondrinas, una vez más volvieron, y el mundo es un  lugar enorme, lleno de posibles caminos, plenos de futuro, salud y buenvivir.

Cada cual tiene su nombre y le pone la sazón que necesite. Ahí está el mundo, en cada cosa que hacemos, decimos, pensamos. Lo que pase en el futuro, lo tenemos que ir creando desde adentro, junto con los sauces que no desesperan, porque bajo las cenizas del fuego, hace siglos los ancestros fueron guardando un archivo de semillas para su pueblo.

Seamos felices, estemos juntes, es un acto de fe, de lucha, de presencia y de conciencia.

Feliz esta tierra que al unísono celebra hoy la magia y la sustancia que nos encarna desde el Río y su humedad.


Daniela Batista es cantautora isleña, integrante de la biodiversidad del Delta del Paraná.

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