La consigna más urgente es: ¿Dónde está Tehuel?

La militante travesti Alma Fernández e integrante del equipo de coordinación de la Casa de Diana y Lohana anexo Villa 31, reflexiona sobre la situación que atraviesan sus compañeras en los barrios y las demandas históricas del movimiento travesti-trans.

Por Alma Fernández

Desde que comenzó la pandemia estoy pensando cómo enfrentar el momento que vivimos, cómo construir para la comunidad. Comprendí que nosotras, las travas, somos un sujeto social, y como tal nos deben escuchar desde los feminismos.

Miro con mucha preocupación lo que está pasando en el Norte del país, en Tucumán asesinaron a tres compañeras travestis y en Santiago del Estero hubo dos travesticidios en estos días. Hay una violencia muy grande contra las personas trans. Esa preocupación me incentivó a la acción para seguir pensando cómo organizarnos, para dar batalla. 

Nosotras sufrimos los travesticidios, que es el odio agravado por nuestra identidad de género, pero también tenemos travesticidios sociales, que es el abandono histórico del Estado y las instituciones hacia el colectivo. En la ciudad más rica del país, por ejemplo, faltan políticas públicas y la violencia policial funciona como una herramienta más de los travesticidios. 

Sufrimos la indiferencia en los barrios, donde el machismo penetra tanto que es difícil de romper. Allí las mujeres migrantes no pueden salir del círculo de violencia, aguantan insultos, golpes y maltrato por una cuestión de dependencia económica. Y las travas son maltratadas y hasta echadas de las casas que alquilan. Pero esas historias no se cuentan.

"Todavía nos falta mucho. Tenemos que seguir pidiendo por el cupo trans".

Este 3 de junio me retrotrae al primer Ni Una Menos con Lohana Berkins y Diana Sacayán guiándonos el camino, las extraño mucho y pienso también en todo lo que vino después, cuando ellas ya no estaban. La marea que creció en las calles y las inundó de reclamos; lo vivo con preocupación y tristeza por todo lo que nos hace falta a las travas, porque muchas de ellas todavía están en las esquinas.

Hoy la consigna más urgente es ¿Dónde está Tehuel? Las compañeras: mujeres, lesbianas, abolicionistas, reglamentaristas, blancas, negras, marronas, afro debemos llevar ese reclamo para empezar a entender y a profundizar que la búsqueda de Tehuel tiene que ser de todes porque tiene que ver con una larga lista de vidas que se perdieron.

Me llena de admiración ver a las primeras funcionarias de mi colectivo travesti-trans ocupar cargos de decisión, entendiendo la lógica y las herramientas que necesitamos para desafiar el poder e instalar las demandas de nuestra comunidad, pero todavía nos falta mucho. Tenemos que seguir pidiendo por el cupo trans y exigir que Diputados trate una ley de inclusión, que se declare la emergencia travesti-trans y también una emergencia contra la violencia de género. Pedir que dejen de matarnos, igualdad económica, social, habitacional y  laboral. 

Este 3 de junio me gustaría que desde los feminismos nos preguntemos cuánto cupo trans real tenemos en nuestros entornos, en nuestros barrios, en nuestras casas. Solo así vamos a lograr transformar nuestra realidad. 

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