Chapadmalal: del goce proletario al odio clasista

por Javier Andrada
Fotos: Flor Guzzetti
10 de abril de 2023

Unas tierras abandonadas en la Costa Atlántica. La decisión de otorgarlas en custodia a productores hortícolas para un proyecto agroecológico y políticos, y los medios de (in)comunicación inventando una usurpación. Fuimos al territorio para contarte qué pasa y quiénes son los verdaderos violentos.

Como un perro guardián a punto de cortar la cadena, el hombre de musculosa gris y pelo entrecano se abalanza contra la tranquera. Vomita una serie de palabras inconexas y otras que resumen el ideario fascista argentino: planeros, negros, vagos, bolivianos. “Te saco la cabeza, voy del otro lado y te saco la cabeza. A vos te la voy a dar, boludo” amenaza a uno de los integrantes del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) que está del lado de adentro del campo. Martín Ferlauto, secretario de Seguridad del gobierno de Guillermo Montenegro, toma del hombro al agresor con afecto y tono paternal, le habla por lo bajo y se lo lleva. Es uno de los vecinos que cortaron la ruta 11 por oponerse a la creación de una colonia agroecológica en El Marquesado, 30 kilómetros al sur de Mar del Plata. 

Ferlauto es más duro con Maximiliano Álvarez, abogado de la Asociación Civil Tercer Tiempo (ligada al MTE), le advierte que no van a permitir que el proyecto de la granja agroecológica prospere: “No queremos que se desarrolle, te lo quiero dejar en claro. Vamos a hacer todo lo posible para que no se instalen”.

El intendente Montenegro eligió pasar por encima de la autorización que dio la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) y hacer lo que más le gusta, una denuncia penal por usurpación. En este caso, le sumó abuso de autoridad y violación de los deberes de funcionarios públicos contra Eduardo Albanese, presidente de la AABE; Gabriela Carpineti, directora Nacional de Promoción y Fortalecimiento para el Acceso a la Justicia; Mario Santucho, responsable de la Asociación Civil Tercer Tiempo; y Osmar Núñez, una de las personas que estaba en el predio. La presentación recayó en el juzgado de Ariel Lijo, en los tribunales de Comodoro Py. 

“Todavía no desciframos con qué código penal estuvieron trabajando sus funcionarios -ironiza Álvarez-, no entendemos qué tipo delictivo intentan atribuir, estamos sorprendidos por el disparate jurídico que plantean. Lo que no pueden resolver con la política quieren resolverlo con la justicia y criminalizando la pobreza”. Para el abogado del MTE se está generando una cortina de humo para no discutir el problema central que es el agronegocio y las fumigaciones. 

Desde hace una década, un equipo interdisciplinario de trabajadoras de los centros de salud municipales hace el seguimiento de enfermedades asociadas a los agroquímicos y de 200 casos de personas expuestas. En 2015, un estudio realizado por la ONG Bios arrojó resultados contundentes, nueve de cada diez marplatenses tienen glifosato en su organismo. Un fallo de la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires ratificó en 2019 la prohibición de fumigar a menos de mil metros de los núcleos poblacionales e intimó al gobierno municipal para que procure “su efectivo cumplimiento”, pero la gestión de Montenegro nunca controló ni hizo cumplir la medida cautelar. 

"La militancia me enseño a ver la desigualdad que hay, cómo nos discriminan"

La cesión de las 140 hectáreas de El Marquesado desató una ola de desinformaciones primero y de xenofobia y clasismo después. Mauricio Macri había intentado subastar esas tierras mediante un decreto que fue frenado por la justicia. El predio es parte del Complejo Turístico de Chapadmalal, único en el mundo dedicado al ocio de la clase trabajadora. 

“Todo arrancó con un malentendido, nosotros estábamos trabajando en el proyecto desde hacía un mes con el arquitecto Fernando Cacopardo cuando esto se precipitó”, dice Roberto Cittadini, sociólogo, doctor en Desarrollo Rural, de larga experiencia en agricultura familiar como Coordinador Nacional del Programa de Autoproducción de Alimentos (PROHUERTA).

-¿Cuáles son los puntos principales de este plan, aquellos que la población debería conocer?
- El AABE nos dio la custodia durante 180 días para que presentemos un proyecto serio y sustentable. La idea acá es traer productores hortícolas que trabajan en el periurbano marplatense en condiciones desventajosas, con contratos onerosos, que no tienen tierra, que trabajan la agroecología, de la que hay experiencia sobrada de que se puede producir con buenos rendimientos y beneficios para los productores y la salud de la gente. 

-¿Considera que estuvo mal comunicado?
- Yo no soy responsable político, soy técnico, pero habrá que aceptar que hubo errores de comunicación que permitieron esta tergiversación, las amenazas y la acción judicial. Esperemos poder revertirlo. Tuvimos una asamblea en el barrio Playa Los Lobos con habitantes de todo el sur de Mar del Plata, hubo más de cien personas y un apoyo generalizado. Sería una pena que esta disputa ponga en riesgo un plan de avanzada. 

-¿Qué les diría a quienes sostienen que cerca del mar no se puede cultivar?
- Hemos hecho análisis profundos del potencial agronómico de esta parcela y no es cierto que cerca del mar no se pueda cultivar. Eso no tiene ningún sustento. Hay mucha experiencia aquí y afuera. Este año estuve en la zona de Bretaña, en Francia, está lleno de campesinos que producen frente al mar. Estuve en la isla de Chiloé, en Chile, y también cultivan frente en la costa.

Johana milita en el MTE desde hace cinco años, suele decir que la construcción colectiva le cambio la vida. Cuando llegó de Salvador Mazza, Salta, empezó a trabajar en un quinta; cocinaba para los peones y juntaba lechuga hasta que se ocultaba el sol. Le pagaban apenas un peso por jaula. Una pieza de dos por dos para comer y dormir con su bebé y su pareja era su universo. Corría el año 2005 y recién había cumplido 20.  

Ahora corre por el patio de tierra de su casa por enésima vez. Va detrás de su hijo menor, que tiene un año y una curiosidad inagotable y temeraria. Johana lo alcanza y con un rápido movimiento el nene termina en sus brazos. Vuelven los dos risueños. Al campo de cinco hectáreas que alquila desde hace un año, y por el que paga cinco mil dólares, se llega después de bordear el costado menos turístico de la Laguna de los Padres, a media hora de Mar del Plata. Por ese camino, se traslada a pie hasta la ruta 226 para tomar el colectivo de línea y participar de cada asamblea de la organización. Las quintas son abrumadora mayoría pero cada tanto se erige algún frigorífico, grandes naves impolutas que se encargan de mantener las verduras y hortalizas a baja temperatura (y anestesiarles el sabor) antes de enviarlas a diversos destinos del país. En la zona, segundo cordón frutihortícola de la Argentina, se cultiva con el modelo tradicional: uso masivo de agrotóxicos y explotación del personal. La trata se da en las quintas y en los grandes establecimientos, de hecho la Justicia Federal procesó por ese delito a cuatro directivos de una de las empresas más poderosas de General Pueyrredon, la Compañía Industrial Frutihortícola. 

"Hay experiencia sobrada de que se puede producir con buenos rendimientos y beneficios para los productores y la salud de la gente" 

El hijo mayor de Johana se acerca y saluda cordial. Enseguida vuelve al trabajo. Lleva botas de goma porque hay agua de riego por todos lados, grandes charcos que rodean la casilla de madera. Al rato, pasa al volante de un tractor. Tiene 18 años y acaba de terminar la secundaria.  

-¿Tu hijo va a estudiar alguna carrera?
-Bueno, estudiar no. Quiere ser policía. 

-¿Como describirías tu vida en la quinta, lo que ganas con tu trabajo te alcanza?
-Todo lo que ganamos volvemos a invertirlo. La factura de luz este mes fue de 50 mil pesos, por el uso de la bomba de riego. Nos matamos toda la semana para poder pagarla. Comodidades no tengo porque hay una sola habitación y la cocina la tenemos afuera. Aparte se llueve todo y no podemos hacer mejoras porque no sabemos si vamos a renovar contrato, si vamos a juntar para el alquiler. Si no juntamos, tenemos que irnos. Por eso, cuando llueve, hay que poner baldes. 

-¿Qué te enseñó la militancia?
-A ver la desigualdad que hay, cómo nos discriminan. Yo sola no podía salir adelante, estar organizada mejoró mi forma de luchar, porque ves compañeros que están dispuestos a ir hasta las últimas con vos. Me siento muy feliz de pertenecer al MTE.

-¿Ves posible el proyecto de Chapadmalal?
-Sí, porque no estamos pidiendo la tierra para hacer barrios privados, si no para trabajar, y ¿qué mejor que producir alimentos sanos para el pueblo? 

-¿El día que los vecinos fueron a increparlos y amenazarlos estabas en el predio?
Si, ese día habíamos llevado una torta para festejar la cesión del campo, estábamos contentos. Un grupo de vecinos se metió a la casa y entonces algunos compañeros fueron a bloquear la tranquera para que no entrara nadie más. Con los que entraron terminó todo bien y a los abrazos.

Johana recorre los surcos de perejil, dice que es lo que mejor se paga, 3 mil pesos el cajón, pero que en La Plata cotiza a 6 mil. Se entusiasma con los proyectos en marcha; en Colonia Barragán están desarrollando un criadero de pollos, y en Sierra de los Padres un criadero de gallinas ponedoras y una sala de valor agregado en la que producen dulces y conservas. Sueña con que puedan tener un mercado con venta directa al público en las tierras de Chapadmalal. Enseguida vuelve al conflicto: lo que más le dolió fue el maltrato de los concejales de Vamos Juntos -la coalición de derecha que gobierna Mar del Plata- el día que ocuparon la banca 25 en el Concejo Deliberante.

 -Nos atacaban como si fuéramos ocupas, con mentiras y falsedades.

El grupo de vecinos xenófobos que cortó la ruta, azuzado por funcionarios del gobierno de Montenegro, generó confusión y puso un manto de sospechas sobre el proyecto con la complicidad de los medios nacionales. No ocultaron el carácter clasista de la protesta. Lo que está en juego, en definitiva, es dirimir quienes tienen derecho a ese espacio privilegiado frente al mar: si las clases populares y su organización agraria colectiva o solo el sector dominante de la sociedad y sus desarrollos inmobiliarios para el turismo ABC1. 

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