“En mi casa escribir siempre fue un juego”
El escritor Juan Solá pasó por "No es Por Ahí", el stream de Revista Cítrica y Posdata, donde habló sobre el valor de la palabra en tiempos de fascismos, la ruptura del tejido social y la necesidad de defender lo comunitario en épocas donde prima el individualismo.
Juan Solá nació en La Paz (Entre Ríos) y creció en Resistencia (Chaco). Escribe con una cadencia y sensibilidad que enaltece a la poesía. Escribe sobre lo vivido, el amor, la justicia social, la tierra arrasada, lo marginal, la militancia, lo que se oculta. Su prosa incomoda y a la vez conmueve. Un niño prodigio que publicó su primer libro cuando tenía apenas 10 años.
–¿Cómo venís trabajando la escritura en tiempos libertarios?
–En estos tiempos es donde más se trabaja la palabra. Siempre tiene un rol protagónico a la hora de pensarnos, por eso es tan necesario levantar la voz. Aunque vengo bastante enojado con ciertas situaciones, como lo que le pasó a Ian Moche, y esto me hace pensar que si todo está permitido en la "libertad de opinión", podemos decir cualquier cosa. Estoy pasando de usar las palabras como un recurso, a pensarlas como un arma.
–“La venganza de la infancia será el tiempo”, escribiste. ¿Cómo desarrollás esa idea ante la forma en que Milei trata a las infancias?
–Eso es lo que nos está pasando con Milei. Estamos sufriendo las consecuencias de un niño mal amado, que claramente no creció en un hogar lindo. Y no lo digo para pedir empatía. Conecto esto con la idea de que muchas veces somos infancia en pausa, donde se interrumpió la posibilidad de ser para obedecer al mandato. Yo lo trabajo siempre pensando en mí, en estar en paz con el niño que fui y tratar de convertirme en el adulto que necesitaba ser. Para mí, es un norte interesante para ver cómo trabajar con mis palabras y acciones.
–Escribiste tu primer libro a los 10 años. ¿La escritura a esa edad fue un refugio, un juego o una respuesta al mundo adulto?
–En mi casa escribir siempre fue un juego. Era parte de la dinámica de existir allí adentro. Había libros, papel, lápiz y árboles, todo para jugar.
–Fuiste un gran tuitero, pero ahora dejaste de serlo. ¿Por qué?
–Empecé en Twitter en 2012, en la peor época, y mi usuario era Épica Urbana. Hacía muchos chistes gordofóbicos, transfóbicos y de putos que en su momento leí como "humor". La dinámica comunicacional de Twitter te lleva indiscutiblemente a la violencia. Mi militancia tiene que ver con ir a las escuelas, a las bibliotecas. Hace poco me enteré de que a una biblioteca le van a poner mi nombre. Wow.
–¿Sabías el éxito que iba a tener La Chaco?
–No. Yo escribí esa novela para desafiar al editor que era evangelista. Cuando salió la segunda parte, Ñeri, el editor me dijo que no pusiera gays. Le dije: "Yo no pongo a los gays, los gays aparecen cuando vas escribiendo". La personalidad del personaje son capas de sentido que se construyen a partir de tu propia experiencia. Te enterás después de tres meses que tu personaje es gay, como pasa en la vida real. Me pareció interesante hablar sobre cinco travestis que cuentan su infancia porque, independientemente de la identidad de género, la infancia la tuvimos todes. Y fue ahí donde alguien vino y nos dijo: "Esto no, esto sí". A mí la infancia me lleva un poco a mí, independientemente de todo lo demás.
–¡Una forma de ocupar el espacio!
–Sí, sobre todo porque surge de una experiencia en una institución donde con el grupo de adultos de la noche empezamos a trabajar textos míos de Épica Urbana. Es una forma de contrarrestar los espacios que fue ganando el fascismo. Creo que al fascismo se lo combate con presencia. Detrás del teclado somos todos guapos, sobre todo los libertarios, que en el mundo real no tienen argumentos para defenderse.
–Sus argumentos son de casete. Si los sacás un poco de eso, quedan regulando, te atacan con gritos o insultos.
–Creo que sus argumentos, en la base misma, se sostienen en defender la acumulación. Y nuestros argumentos se sostienen en defender el comunitarismo. Es irreconciliable. Hoy hay muchos chicos mamando el discurso de que "puedo solo", de la anticomunidad, sumado al uso constante del celular. Estamos siendo testigos del primer desmembramiento del tejido social. Por eso es urgente que estemos presentes en las instituciones escolares con lo que cada uno pueda. Si todos ponemos un poquito, construiremos un tejido social fuerte, casi irrompible.
–Muchos dicen que los jóvenes se volvieron nazis por el encierro de la pandemia.
–Es un análisis difícil. Muchos se volvieron "nazis" por la ausencia del Estado. El abandono te vuelve racista. ¿Por qué fui yo un "puto malo" en Twitter en 2012? Por el abandono que uno siente de su comunidad. Como dice ese proverbio zulú, si la tribu le da la espalda a una persona, esa persona va a prender fuego a la tribu para sentir su calor. El odio llega cuando te sentís abandonado. Lamentablemente, nos enfrentan a una situación donde ya no podemos responder con amabilidad a la violencia que ejercen. Cuando decimos que al odio se lo vence con amor, la gente piensa que somos Teletubbies. No, es el amor entre nosotras, con las diferencias que tenemos. El enemigo lo tenemos enfrente. Ellos están cegados por la necesidad de ocupar el cargo y hacer negocios con eso. No les entra en la cabeza cómo nosotros podemos pensar esto gratis. Para ellos, siempre estamos "ensobrados" o mantenidos. La justicia social es algo por lo que nosotros no podemos cobrar. Ellos capitalizan todo. De hecho, uno de los grandes errores es que se mercantilizó la justicia social, y por eso hay tanta decepción y desconfianza.
–Vi esa imagen del pasacalle en el conurbano que decía “Kirchnerismo nunca más”.
–Esas consignas se las roban, no tienen idea propia. Es muy loco. Es la misma discusión que tengo con mis vecinos peronistas que me dicen: "Tenés que ser peronista porque el barrio, no sé qué". Y les digo: "Loco, seguimos siendo pobres". Todo está hecho mierda en el barrio, las casas se caen, la pobreza, los comedores están rebalsados. ¿Cómo puedo ser peronista con esto? Lo más peligroso es que se le hizo creer a la gente que merecemos esto, y que revertirlo depende solo de nosotros. Es la meritocracia con más capas: "Sos pobre porque no te esforzaste, porque votaste mal". No, estamos acá porque hay un plan sistemático de la gente que está en el poder para tenernos con la cabeza gacha. Estamos viviendo el primer gobierno de empresarios globalistas, y eso es lo que nos tiene mal. No hay políticas de Estado para contenernos. Lo que nos tiene mal es que vas al hospital y, si no te morís por no atenderte, capaz te dan el remedio y te morís igual. Ya no le podemos dar más tiempo. Tenemos que revisar qué vamos a hacer a partir de acá: tomar las calles, hablar con los pibes, buscar apoyo internacional, escribir cartas. Mostrar qué pasa. Mostrar lo de Gaza es indirectamente pegarle un palo a este gobierno de fascistas que apoya el genocidio.
–¿Qué opinión te merece el tema de los candidatos y la farándula?
–Venimos de un discurso progre de hace un par de años donde dijimos "no se opina de los cuerpos ajenos", pero de repente estamos en una situación así y somos los primeros en decir: "Son todos unos gatos". Leí comentarios en una foto de Sturzenegger acusándolo de homosexual, como si fuera un crimen, y los usuarios eran "Perón por siempre" con insultos homofóbicos. No aprendimos nada. No es que no aprendimos, es que nos cansamos de ser políticamente correctos. Esta corrección política es un límite que no se van a animar a cruzar, pero Milei sí. Milei es un empresario y un lamebotas de Estados Unidos; le copia todo a Trump. Si lo dejás, te arruina el país. Hay muchos empresarios en el poder hace años arruinando el país. ¿Dónde están las travas, las prostitutas, los obreros de la construcción como diputados? No me representan los empresarios.
–¿Cómo ves que la agenda siempre pase por Buenos Aires?
–Falta una Ley de Medios fuerte. Estás tan aislado que se está quemando la casa de al lado y no te enterás. En Bariloche, por ejemplo, mucha gente se enteró de los incendios por internet. Si estás desconectado de la realidad, no importa dónde vayas, no vas a encontrar comunidad. Está bueno empezar a resucitar esto de dar micrófonos en el interior. Fijate la situación en Jujuy; se habla muy poco, y están desplazando a las comunidades locales con la fuerza policial sin que nadie diga nada.
–Con un planeta que está hecho mierda, ¿qué puede hacer el ciudadano de a pie?
–Sumarse a los boicots. No comas en McDonald's, no tomes Coca-Cola, no compres Nike, Puma o Starbucks, empresas que ponen plata en territorios ocupados palestinos. A ellos les importa cuánto suben o bajan las ventas. Cuando Ronaldo corrió la botella de Coca-Cola y dijo "tomen agua", la empresa perdió miles de millones. Ese tipo de acciones importan. Nuestro poder real es el consumo y la imaginación. Tenemos que revisar cómo consumimos. Resucitar los conocimientos ancestrales. Si te duele la panza, probá con manzanilla antes que con un medicamento. Algunos amigos me dicen: "Me gusta la ciudad porque en cada esquina tenés una farmacia". ¿Pensaste por qué necesitamos una farmacia en cada esquina?