Un triunfo de la calle

18 de septiembre de 2025
Revista Cítrica

La Cámara de Diputados de la Nación, en una decisión que resonó en las calles, rechazó los vetos del presidente Javier Milei a la Ley de Emergencia Pediátrica y al financiamiento de las universidades públicas. Esta votación, celebrada por miles de manifestantes, evidencia que, una vez más, la presión popular logró torcer el brazo del oficialismo.

El descontento se hizo sentir en una multitudinaria movilización que reunió a docentes, estudiantes, trabajadores de hospitales, sindicatos y diversas organizaciones. La manifestación del 17 de septiembre fue el eco de una sociedad que no está dispuesta a ceder derechos ante el ajuste indiscriminado del Gobierno Nacional, especialmente cuando este afecta pilares fundamentales como la salud y la educación. 

El rechazo a los vetos presidenciales se sumó al ya logrado con la Ley de Discapacidad, fortaleciendo la idea de que la organización y la lucha social son herramientas efectivas para proteger los derechos ciudadanos.

La voz de la resistencia

Los testimonios de quienes se manifestaron revelan la gravedad de la situación actual. Mercedes “Meche” Méndez, enfermera del Hospital Garrahan con 32 años de experiencia en cuidados paliativos, no solo celebró el rechazo del veto, sino que también expuso una denuncia grave: "Hay un fondo de inversión de 40 mil millones de pesos que no se distribuye en salarios ni para el funcionamiento del centro pediátrico de excelencia", afirmó Méndez, sugiriendo que, al igual que en el caso de la discapacidad, hay fondos que el hospital retiene en lugar de usarlos para cubrir las necesidades más urgentes.

Méndez lamentó el ajuste "criminal" del Gobierno, pero también señaló que existe una complicidad interna en la administración del hospital, que a su juicio, se está "quedando con parte de lo que nos corresponde" y "se la están jugando en la timba financiera".

Por su parte, la investigadora del CONICET, Natalia Butelo, describió un panorama desolador para la ciencia argentina. "Por un lado, los salarios docentes están congelados y por otro, todos los proyectos de investigación tienen los presupuestos frenados", explicó. Butelo detalló que proyectos de años anteriores con equipos ya consolidados no están recibiendo financiamiento para sus segundos tramos, lo que pone en riesgo el futuro de la ciencia en el país. Denunció que el financiamiento está frenado por dos vías: la baja de salarios, que impide a los investigadores costearse incluso los libros o la participación en congresos, y el desmantelamiento de la Agencia de Financiamiento de las Investigaciones.

En el ámbito universitario, Flor Boveri, presidenta del Centro de Estudiantes de la FADU, también dio su testimonio. La estudiante destacó que la situación presupuestaria en la Universidad de Buenos Aires es "muy crítica". Mencionó que el éxodo de docentes ya se siente, con cátedras que se reducen y condiciones de cursada que empeoran. Pero la situación más dramática la viven los no docentes, quienes, según Fiori, "ya llegan a una situación de cartonear en los tachos para juntar un mango más para llegar a fin de mes". En sus palabras, son ellxs quienes "sostienen la continuidad de la universidad pública".

El futuro en la calle

La votación en Diputados no es solo un acto legislativo; es el reflejo de una lucha social que se gesta en las calles, en las universidades y en los hospitales. El "futuro" que pregonaban lxs manifestantes en sus consignas no es una abstracción, sino la concreción de un modelo de país que defiende la educación y la salud como derechos innegociables. El rechazo de los vetos es una victoria de las infancias, de lxs estudiantes, de lxs trabajadores y de todxs aquellos que creen en una Argentina más justa. Es un mensaje claro para el poder político: la insensibilidad y el ajuste no pasarán si el pueblo se mantiene unido y en lucha.

La Ley de Emergencia Pediátrica y el financiamiento universitario no se vetan, porque son el futuro del país. El "abrazo" de todas estas luchas en la calle demostró que la unión es la fuerza más potente para defender lo que se considera valioso.