¿Ahora qué?

por Mariposa Trash
Fotos: Rodrigo Ruiz
05 de diciembre de 2023

¿Cómo es posible que la ultraderecha haya llegado al poder a través de la democracia? Ya está. Pasó. Estos son algunos interrogantes para pensar la resistencia a lo que se viene. ¿Quiénes son los argentinos de bien? ¿Perdimos la batalla cultural? ¿Harán lo que prometieron? ¿Dirán lo que hacen? ¿Y ahora qué mierda hacemos nosotres?

“La situación de Argentina es crítica. Los cambios que nuestro país necesita son drásticos. No hay lugar para gradualismo, no hay lugar para la tibieza, no hay lugar para medias tintas”

Javier Milei en su primer discurso como presidente


Pasó lo peor. Ganó Milei. No voy a perder tiempo en esta nota intentando convencer a los que creen que sus ideas van a traer prosperidad y progreso para el pueblo argentino. El fin de este artículo no va a ser contraargumentar lo que proponen los integrantes de LLA y el macrismo porque tampoco creo que sea útil a esta altura. Fue ese el eje central de la campaña contra Milei y aún así sacaron el 55% de los votos. Además, no siento que deba explicar por qué me parece peligroso que un grupo de liberales libertarios con un modelo económico inaplicable (incluso según economistas de derecha) lleguen al poder del Estado, conquistando todos sus aparatos ideológicos y represivos, junto a negacionistas nostálgicos del Falcon verde. Son un poco obvio los riesgos que se corren. Este artículo va a centrarse en cómo pensar la resistencia a un modelo ultra-neoliberal muchísimo más radical que el de Macri y que solo va a ser aplicable con una represión inédita en el siglo 21.
Para hacer más didáctico este artículo voy a hacer un punteo de cosas que fui pensando tras charlas con amigues a lo largo de estos días post elección. 


1) SOBRE LA ESTUPIDEZ DE TRANQUILIZARSE PENSANDO QUE  “NO VA A HACER LO QUE DIJO”

Primero, partamos de la base de que es ridículo pensar que el gobierno de Milei no va a, por lo menos, intentar hacer las cosas que dijo en campaña. No ganó por poco, tuvo 10 puntos de diferencia con Massa, y antes de aliarse con el PRO, ya era la fuerza más votada, con un 30% de los votos en las PASO. La gente lo votó para que haga las cosas que dijo que haría en campaña. Si las hace o no depende más de cuánta resistencia encuentre, si la logra superar, y del rol que tenga Macri en todo esto. Porque ya se sabe que el Mauricio sólo conoce empleados y será él el que mueva los hilos (ya LLA le regaló varios ministerios al PRO, entre ellos el de seguridad y economía). Lo que hicimos hasta ahora, desde que apareció la ultra derecha en el país, representada por Milei, fue subestimarlos. En 2018, cuando hablaba con sincera preocupación sobre el fenómeno de la alt right en el mundo, mis amigos me decían “pero noo, si argentina no es un país de extremos, esos fenómenos no van a tener cabida acá”. En 2021, cuando LLA consiguió entrar en el congreso decían “bueno, metió un par de diputados nomás, va a quedar ahí”. Luego en las PASO me respondían “ganó pero no va a ganar en las generales, no nos preocupemos”.
Pensar que no va a intentar hacer nada de lo que dijo en campaña es caer en la misma retórica que nos trajo en parte (no es el único motivo) hasta este escenario. Fingir demencia, con lo terrible del futuro que se nos viene es, como mínimo, irresponsable. Hay que organizarnos si queremos sobrevivir al ajuste y a la violencia en las calles.  


2) LOS PRIMEROS SEIS MESES VAN A SER TERRIBLES

Lo peor van a ser los primeros seis meses. Lo dice Milei, pero también el propio Macri. El ajuste que van a imponer en el bolsillo de todes nosotres va a ser algo sencillamente inédito en la historia argentina del siglo 21. La utopía de Milei es un paraíso anarcocapitalista donde la única función del Estado es defender la propiedad privada. Un sueño donde el Estado no gestiona la economía. Para acercarse a esa utopía hay que hacer un recorte brutal del gasto público. Algunas medidas que ya anunció son la venta de YPF y Vaca Muerta, la privatización de AYSA y Ferrocarriles Argentinos, la quita de subsidios al transporte, el detenimiento de toda obra pública entre otras. El nuevo presidente asegura que “todo lo que pueda estar en manos del sector privado va a estar en manos del sector privado”. Es verdad que esta utopía ultraliberal absoluta no es algo conseguible, es un horizonte ideal sostenido por algunos miembros de LLA. Pero lo que también es cierto es que la crítica de Milei a Macri tiene que ver con el gradualismo de sus medidas. El nuevo gobierno va a intentar aplicar una política de shock económico durante los primeros meses del nuevo mandato. El ajuste que hizo Macri (y todas las medidas que no llegó a hacer) en los primeros trimestres.

 

3) NOS VA A REPRIMIR UN GOBIERNO POPULAR  

Nada de esto es posible sin represión. La dictadura cívico militar no surgió por la existencia previa de grupos guerrilleros. Los milicos tomaron el poder en 1976 para poder imponer un modelo económico entreguista que hubiera sido imposible sin todo el despliegue violento de las fuerzas del Estado. Actualmente la sociedad no tiene el grado de resistencia de ese entonces pero sí es cierto que no van a poder atacar tan frontalmente al pueblo argentino sin mancharse las manos con sangre. Ahora, hay algo que no hay que obviar y es que el gobierno de Milei es uno de los más votados de la historia argentina. Es también el presidente que más rápido llega a la Casa Rosada (no olvidemos que la carrera política del clonaperros empezó en 2019). Estamos ante la primera experiencia de un gobierno de derecha radical que dice en campaña lo que va a hacer y que llega al Estado argentino gracias al voto popular y no por medio de golpes de Estado. Vamos a tener que hacerle frente a un gobierno popular. De ultraderecha, sí. Con medidas antipopulares, sí. Pero popular por su nivel de apoyo. Por lo menos al principio, antes de que muestren la hilacha.

4) LA ULTRADERECHA LIBRÓ UNA BATALLA DE LA QUE NI NOS ENTERAMOS

¿Cómo es posible que la ultraderecha haya llegado al poder a través de la democracia? Esto se explica por muchos factores. Uno de ellos, el más importante, tiene que ver con el problema que tienen los gobiernos de centroizquierda (que muchas veces terminan siendo de derechas con discursos aparentemente “progresistas”) para cumplir con las expectativas que los llevan a conseguir el poder del Estado después de ciclos de lucha, creando así las condiciones para que los movimientos más reaccionarios y conservadores pueda mostrarse como cool y rebeldes. De este factor se deriva otro también, en mi opinión, muy importante. Mientras nosotres teníamos discusiones que no le importaban a nadie y nos fragmentábamos en subgrupos enfrentados entre sí, la ultraderecha libraba una batalla de la que casi ni nos enteramos. La batalla cultural. Para eso, no solo aprovecharon la frustración generada por el doble discurso de los gobiernos “progresistas”, sino que crearon la ficción de enemigos irreales y monumentales. El marxismo cultural, la ideología de género, entre otras teorías de la conspiración. Y lucharon contra ellos abriendo distintos frentes para construir una supuesta contrahegemonía capaz de derribar a esos fantasmas. Aglutinaron movimientos opositores a lo que ellos percibían como el estado actual de las cosas (haciendo un rejunte extraño de anarcocapitalistas, providas, hispanistas, monarquistas, terraplanistas, nazis, aceleracionistas de derecha y otras ideologías de nicho). Abrieron diversos frentes donde dar la batalla y se lanzaron a reconquistar el sentido común. Crearon fundaciones, think tanks, se dieron a la conquista de espacios en la televisión, formaron youtubers, influencers, tik tokers, partidos, agrupaciones civiles y empezaron a luchar por la hegemonía. Y lo lograron. Entendieron el clima de época mejor que nosotres, la rabia contenida que provoca un sistema desigual e injusto, las frustraciones individuales, la gente marginada por la supuesta nueva moral imperante y la actualización del mundo en el que vivimos, donde gran parte del trabajo es informal y todes tenemos ansiedad, depresión o conocemos a alguien que está en esas. 

Nos pasaron otras cosas también, todo hay que decirlo, el contexto de la pandemia y el aislamiento atravesado por la digitalidad y las burbujas algorítmicas (ese efecto radicalizante de las redes sociales que sucede cuando el algoritmo solo te muestra cosas con las que coincidís ideológicamente) no ayudaron. 

 

5) LA GUERRA IDEOLÓGICA, UNA FASE SUPERIOR DE LA BATALLA CULTURAL

Pero ¿y ahora? ¿Qué viene? Si bien la ultraderecha no “ganó” del todo la batalla cultural, ya conquistaron el Estado y reunieron el consenso popular necesario para legitimar su lucha contra el progresismo y llevarla a cabo desde ahí, usando todo el poder estatal, cerrando el ministerio de la mujer, intentando sacar la ESI, la ley de identidad de genero, la ley del aborto, reprimiendo al colectivo LGTB y por supuesto, ajustando también a todo el pueblo argentino, porque el cambio que quieren llevar a cabo no es solo cultural. De hecho es fundamentalmente económico. Estamos ante un panorama represivo y de ajuste con un alto nivel de aceptación social. Esto parece simple pero es terrible, significa que todes les que estemos en contra del modelo económico y cultural a implementar somos “enemigos”. Y no solo enemigos del Estado. Enemigos públicos. 

Ya lo dijo Macri “los jóvenes no se van a quedar en casa si estos señores empiezan a tirar toneladas de piedra, los jóvenes van a salir su oportunidad, entonces los orcos van a tener que medir muy bien cuando quieran salir a la calle a hacer desmanes”. Este frente ultraderechista no va a poder gobernar solo con la fuerza de los aparatos represivos del Estado, necesitan lavarse un poco las manos y delegar la tarea de persecución (aunque delegar siempre significa trabajar en conjunto) a grupos civiles que ataquen al disidente. Necesitan de patotas reaccionarias y de individuos radicalizados que se dediquen a hacer amenazas de bombas contra espacios culturales, que ataquen en la calle a militantes, que hagan atentados como el que hicieron en 2022 cuando casi matan a Cristina. Estamos a punto de pasar definitivamente a otra etapa, ya no solo de batalla cultural, sino de guerra ideológica, donde todos los que disentimos somos tildados de enemigos y corremos riesgo de ser doxeados, hostigados, perseguidos o atacados en la vía pública. Esto no significa que tengamos que buscar la eliminación de ese otro que nos persigue pero sí tenemos que entender que el otro está buscando la nuestra o, cuánto mínimo, nuestra inhabilitación política. 

 

6) UN CONCEPTO QUE TENEMOS QUE INCORPORAR: LOS SILBATOS DE PERRO

¿Sos un político racista con posturas anti inmigración y no podés salir a bancar la superioridad de la raza blanca en la televisión porque te tildan de neonazi? Bueno, siempre podés hablarle de maneras encriptadas a los neonazis para que sepan que vos los bancás y se encarguen ellos de hacer el trabajo sucio e instalar el miedo. Eso es un silbato de perro. Un sonido que no captan algunos seres pero otros sí y que sirve para entrenarlos. Hay que estar muy atentos a estas señales porque va a ser la forma en la cual el gobierno use a estos grupos radicalizados para “corregir” a la sociedad. ¿Un ejemplo concreto de esto? Ya se sabe que hay nazis en el armado de Milei, no son mayoría pero un par hay. Por mucho tiempo el número de seguidos de la cuenta de instagram de Javier fue 1488. Si empezaba a seguir a alguien nuevo dejaba de seguir a otra persona. Bueno, 1488 es un eslogan supremacista blanco que significa “debemos asegurar la existencia de nuestro pueblo y un futuro para los niños blancos”. Es muy raro que justo ese número se haya mantenido por tanto tiempo ¿nadie le avisó a los community managers de Milei? ¿Por qué no 1489 o simplemente 1400? ¿Milei es un nazi por esto? No, pero a su armado le conviene la existencia de estos grupos. Estos avales se combinan con la no condena de la violencia política llevada a cabo por sus militantes en la campaña. Hubo decenas de amenazas, doxeos, amenazas de bomba, persecuciones y otras situaciones de violencia llevadas a cabo no por el Estado sino por los militantes de LLA. Hasta subieron un video en Twitter del líder de la juventud radical de CABA con la nota "Vos quedate tranki... El Falcon arranca por Almagro la semana que viene”. Si así fueron en campaña, así van a gobernar. Esto va a ser una guerra de pobres contra pobres. Y obvio, como siempre, en el medio, la policía. 

7) ¿QUIENES SON LOS ARGENTINOS DE BIEN?

Todos los que no seamos “argentinos de bien” podemos caer en esta volteada. No solo los militantes estamos en este lado de la trinchera. Personas del colectivo LGBTIQ, feministas, migrantes, trabajadores del Estado, personas racializadas, etc. El odio va a aflorar sobre todo en los primeros meses que según mi análisis van a ser los más cruentos. El plan sin gradualismos de Milei va a provocar un terremoto social de movilizaciones. Y vamos a tener que prepararnos para que en esas movilizaciones no estén solo los policías reventándole la cara a algún compañero, sino también las patotas y los individuos desequilibrados de los que ya hablamos. Estos “argentinos de bien” no van a estar solo en las calles, entre las marchas. Esta violencia nos espera también, muy posiblemente, en los centros culturales, en Twitter, en el día a día de las calles. Si no nos preparamos ahora, si no tejemos redes ahora, antes de que asuma, corremos un riesgo terrible. El de que pase lo peor y no haber ni siquiera pensado en esa posibilidad. 

 

8) BUENO ¿Y ENTONCES? ¿QUÉ MIERDA HACEMOS? 

Primero, es fundamental repensar nuestras estrategias para resistir. Hay que evitar, en lo posible, morir en el intento. Segundo, lanzarnos a la conquista del imaginario. Volver a poner la pelota en nuestro lado de la cancha, conseguir alianzas que nos permitan volver a correr el sentido común a la izquierda y que vuelva a ser posible pensar en otros horizontes. Con la mayor de las convicciones, volver a disputar la hegemonía. Eso sí, pensando también cómo defendernos de los ataques que vamos a sufrir, porque, de vuelta, esto ya no es solo un escenario de batalla cultural, vamos a tener enfrente a un gobierno que nos va a declarar tácitamente una guerra ideológica. Esto no quiere decir que tengamos al 55% de la población en contra ni que ese porcentaje de la población salga a cazarnos. La mayoría de los votantes de Milei son personas que quieren un cambio, el que sea, y les es indiferente la persecución y la violencia política o directamente no la perciben. El núcleo duro pro dictadura, intolerante y ultra liberal no es mayoría ni tampoco hay más neonazis que militantes de los movimientos sociales. No tenemos que agarrarnos de todo esto para condenar al votante de Milei. Pero sí tenemos que pensar cómo defendernos de esos ataques concretos. Hay que priorizar la salud y el autocuidado. 

 

9) MILITAR PARA SOBREVIVIR, SOBREVIVIR PARA RESISTIR, RESISTIR PARA VENCER 

Organízate. No te digo que milites orgánicamente, sé que muchas veces es una experiencia desgastante y que requiere mucho tiempo, pero hablá con personas que integren una agrupación, partido, frente, etc. No solo porque este momento lo amerita sino por un tema de supervivencia. Sumate a cualquier grupo bien organizado que levante tus banderas, sea algún partido trotskista, un sindicato, el PJ o una agrupación anarquista.  Militar en este momento es fundamental para sobrevivir. Es más fácil agarrar a un boludo en una marcha, meterlo en una comisaría, desaparecerlo 3 días y que nadie se entere si esta persona no tiene detrás una red que lo acompañe. Y también, es mucho más fácil sacar a alguien de una comisaría si tu partido tiene contacto con abogados. Frente a la generación casi espontánea de lobos solitarios y shooters que provoca la ultra derecha hay que responder con organización colectiva. Por más que no milites hablá con tu amigo trosko y encolumnate en las filas del FIT si vas a marchar o juntate con tus compañeros de universidad de La Cámpora para hablar sobre medidas de seguridad a tomar en nuestras manifestaciones, andá a bibliotecas anarquistas, movete y tejé redes militantes. Hay que recuperar el entusiasmo, en 2018 de 10 amigos militaban 8. Actualmente casi ninguno de mis amigos milita ¿Qué nos pasó estos años? ¿Acaso nos quedamos sin motivos para luchar? ¿O la militancia dejó de encantarnos? Bueno, habrá que buscar la forma para que el deseo nos vuelva a sacudir políticamente. Y seguramente encontrar nuevas formas de militar.

 

10) REABRIR LA BATALLA CULTURAL Y DAR RESPUESTAS COLECTIVAS A PROBLEMAS APARENTEMENTE INDIVIDUALES

Cuando empecé a interesarme en la política, a ir a espacios culturales politizados, a leer a Marx y Bakunin lo hice porque encontraba allí respuestas para problemas de mi vida cotidiana. El anarco-comunismo y el existencialismo militante de Sartre me fueron muy útiles cuando me escapé de mi casa y era una adolescente confundida con mucho miedo y odio. La política tiene que tener esa capacidad de encanto. Para eso propongo ver qué pasa en nuestros entornos, cuáles son nuestras necesidades colectivas y atenderlas. Hablar con tus compañeros de trabajo, con tus amigos, con la gente que te va a ver en los recitales y ver qué podés hacer junto a tu organización para mejorar sus vidas (incluyendo la tuya). Hay un suicidio cada 3hs en argentina, hay que hacer recurseros de salud mental (un recursero puede ser un drive publcio con información sobre guardias psiquiatricas, reducción de daños y por ejemplo que hacer si alguien de tu entorno tiene un brote psicotico). A veces cuando tocás en bares te quieren cagar cobrandote de más, bueno, es momento de pasarnos información entre músicos y productoras para que no nos caguen. Si caen a eventos patotas libertarias a pudrirla, armar grupos de autodefensa. Hay que hacer grupos de ayuda mutua, redes de información, crear think thanks, juntarse a pensar cuáles son nuestras problemáticas y cómo actuar sobre ellas, crear perfiles de tik tok, disputar el territorio digital, el laboral, el artístico, abrir todos los frentes que haga falta. Hay que reabrir la batalla cultural y prepararse para librarla y volver a conquistar la hegemonía. Y una forma muy efectiva de hacerlo es atendiendo las necesidades de los colectivos a los que pertenecés. Al final eso es lo que significa realmente hacer política. 

 

11) HACIA UNA REALPOLITIK DE IZQUIERDA 

La realpolitik pone el interés nacional por encima de las premisas ideológicas y se atiene a contextos particulares. Es pragmática y realista. En este escenario de guerra ideológica hay que entender qué discusiones dar y con quién. Buscar las alianzas en lo común. La ultraderecha ya construyó quiénes son sus enemigos: los comunistas, el anarquismo, los troskos, el peronismo, las feministas, los gays, la gente trans, etc. Para un ultraderechista somos todos lo mismo.

Lamentablemente, por mucho que nos odiemos, ahora estamos compartiendo el miedo en la misma trinchera. Y vamos a tener que aprender a convivir en esta alianza a la que nos obliga el enemigo.  Si queremos resistir y hacerle frente a la ultraderecha vamos a tener que pensar una realpolitik de izquierda donde haya alianzas tácitas y subyacentes entre militantes de distintas ideologías unidas por la crítica al sistema capitalista. Esto no significa borrar las diferencias, esto es entender la ideología del otro y poder ver los puntos comunes y las posibles alianzas.Entender que por muy anarquista que sea si a mi amigo militante de La Cámpora lo caga a trompadas un grupo de fachos o lo pasa a buscar un loquito en un Falcon verde yo voy a estar ahí. Porque nos une el mismo frente que creó nuestro enemigo pero también nos une un mismo objetivo circunstancial: poner la pelota en nuestra cancha. 

Todes necesitamos esto para que puedan darse los debates que nos diferencian. Sin este paso previo, profundizar la diferencia y el purismo ideológico nos vuelve completamente insignificantes. Lamento ser yo quien se los diga pero a nadie realmente le importan nuestras internas. Solo a los militantes del trotskismo les importó la interna entre el PTS y el PO. A casi todos nos chupó un huevo. 

 

12) CONCLUSIÓN

En fin, no sigamos subestimando a la nueva derecha. No hay motivos para pensar que Milei no va a hacer lo que dice desde el día 0 que va a hacer. No hay motivos para creer que no es como mínimo posible que Argentina se convierta en una distopía neoliberal sin Banco Central, dolarizada y regida por un totalitarismo de mercado con individuos radicalizados que salgan en caza del disidente. Por eso mismo preparémonos para lo peor y luchemos para conseguir lo mejor de este mundo horrible. Nuestras vidas siguen siendo nuestras y seguimos siendo nosotres los dueños de nuestras decisiones. 

Troskos, peronistas, personas del colectivo LGTB, comunicadores, comunistas, migrantes, personas racializadas, militantes y personas comunes que ven en este futuro gobierno un peligro para sus allegados: uniós. No en un frente. No traicionando sus ideologías. No. El objetivo no es ganar programáticamente, el objetivo es volver a poner la pelota en nuestra cancha. Seamos un enemigo a la altura de los que nos odian. Seamos más inteligentes, más vivos y con convicciones de vencer. El futuro nunca dejará de ser nuestro. Hay que volver a conquistarlo.
 

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